La llegada de los lobos a Seabrook cambiará todo para los humanos y zombies.
Pero... también habrán cambios, para uno de esos seres feroces y salvajes.
NOTA: Digamos que está terminada por ahora. En caso de que mi cerebro me de algo para abarcar la...
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Él estaba tan cerca. Su mirada fija aún era intimidante, pero, a diferencia de las otras ocasiones en que me miraba con esa intensidad, no quería moverme. Se sentía... bien. Por un segundo noté algo diferente en su mirada. Un brillo diferente al de siempre. Sus ojos no cambiaban a amarillo, solo se veían más brillosos que de costumbre.
Sentí como lentamente se acercaba. Él iba a... Claro que iba a hacerlo, llevaba algunos minutos intentándolo. Y no es que yo se lo impidiera, solo tuvo mala suerte. Yo... también quería que pasara.
Nuestros labios estaban por tocarse, pero un aullido hizo que nos quedáramos a centímetros de distancia. Él hizo una expresión de molestia, pero no dijo nada, ni siquiera se movió.
— ¿Qué pasa? —pregunté sin alejarme de él.
— Nada. Yo... —pero otro aullido, aún más fuerte, lo interrumpió.
— Wyatt, ¿qué pasa? —insistí al notar que estaba frustrado. Giró su rostro a un lado mientras suspiraba.
— Debo sacarte de aquí. —dijo alejándose.
— ¿Wyatt? —pregunté sin moverme. Su voz cambió demasiado en cuestión de segundos. Esa última oración fue tan... fría. Demasiado a comparación de la forma en la que me habló mientras estuvimos aquí. Hasta cierto punto, me recordaba a su voz cuando nos conocimos. Frialdad a tal punto en que te daba miedo hasta preguntar.
— Ya no es seguro, vamos. —dijo sin mirarme. Él comenzó a caminar lejos, sin esperarme, pero no tardé mucho en seguirlo. Perderme en el bosque no era algo que quisiera experimentar... otra vez.
Existía una muy marcada distancia física entre nosotros, la cual no se cambiar. Ninguno dijo algo hasta que las luces de la ciudad comenzaron a llegar a nosotros y la distribución de los árboles era cada vez más amplia.
— ¿Sabes cómo llegar a tu casa desde aquí? —preguntó en un susurro cuando llegamos a esa última hilera de árboles. A partir de ahí solo había algunos arbustos, para luego dar paso al inicio de la zona urbana de Seabrook. En realidad, a Ciudad Zombie, pero eso no importaba en el momento.
— No estoy segura. Pero... perderse en Seabrook no es tan fácil. —murmuré.
¿Estaba dolida? Claro que sí. Me llevó al bosque para estar solo conmigo. Estuvimos... a punto de besarnos un par de veces. Y, cuando al fin iba a pasar, alguien aúlla y él me saca de ahí.
¿Quería que pasara lo del beso? Por supuesto. Sabía que, aunque eso podía terminar mal, Wyatt me gustaba. Y, hasta esa mañana, por ratos me daba a entender que él sentía lo mismo. Pero ahora... me lo dijo indirectamente. ¿Todo para qué? Para que volviera a actuar como un lobo arrogante.
Me confundía demasiado. Y, en lugar de alejarme, yo quería entenderlo. Había algo mal en mí, de eso estaba segura. ¿Quién en su sano juicio sentía algo por la persona... lobo, que siempre la trataba como si él pudiera acabar con ella en cualquier momento? Tenía que...
