capitulo 11

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Los eventos espontáneos nunca son buenos cuando tienes a un infante a tu cuidado, cualquiera que haya convivido con niños el tiempo suficiente sabe que es necesario mantener una rutina que debes seguir de manera casi religiosa, porque los niños pequeños suelen enfadarse cuando sus rutinas son interrumpidas de manera abrupta, más si eso significa sacarlos de sus zonas de confort, y es por eso que siempre procuro mantener un horario estricto de actividades para Wheein.

Mi hija tiene clases extra curriculares por las tardes a las cuales asiste entre semana, incluso los Kim saben todos sus horarios y están obligados por orden del juez a que cumpla con ellos, y ella hace sus deberes antes de tener su hora de televisión diaria, los fines de semana se pasa el tiempo descansando del ajetreo escolar o hacemos paseos junto a la familia Kang. Wheein sabe perfectamente cuál es su rutina de aseo y las pequeñas tareas del hogar en que debe ayudar, como recoger sus juguetes y limpiar su escritorio, ella es una niña tan organizada como inteligente.

Pero hoy su rutina pareció importarle poco después de que Yong Sun nos ofreciera su casa para pasar la noche después de la “fiesta”. Nadie se dio cuenta de la hora hasta que la media noche fue anunciada con una alarma en el reloj de Felix, y fue solo cuando todos terminaron de despedirse fue que caí en cuenta del problema en que estaba, porque no debí ser tan inconsciente al respecto cuando estoy fuera de casa con Wheein. No me gusta ser una molestia para nadie, pero cruzar la ciudad a mitad de la noche en auto por barrios de dudosa reputación no parece la idea más sensata del mundo, así que Yong nos ofreció su propia habitación para dormir y yo no tuve tiempo de negarme porque Wheein aceptó por ambas, además de que mi hoja parece estar cansada y sus ojos brillaron ante la mención de una cama.

El principal problema de quedarnos es que Wheein tiene clases dentro de unas cinco horas y no tiene su uniforme de repuesto aquí, en este momento no tengo idea del porque siquiera acepté a venir en primer uegar, pero como ya es demasiado tarde para arrepentirme y lamentarme no le limpiara el uniforme a mi hija tuve que pedirle una cosa más a Yong, así me prestó una llave para la lavandería comunitaria del edificio después de explicarle todos y me dio las indicaciones para que bajara hasta aquí mientras ella limpia el desastre que dejamos en su apartamento. Yong solo tiene una habitación y es esa la que nos ha prestado, ella dijo que no le importa dormir en el sofá una noche, se está portando tan bien con mi hija y conmigo que no puedo evitar sentir algo de miedo.

No me considero una persona huraña o desconfiada, pero todavía no termino de entender porque ella es tan gentil con nosotras, tal vez sea todo el asunto con los Kim que me mantiene híper alerta o Da Hee siendo una persona completamente diferente a la que he conocido durante meses.

La secadora termina su ciclo, saco la cálida ropa del interior para doblarla y volver a subir las escaleras, seguramente ya deben ser las dos de la mañana y como el apartamento de Yong está solo en el tercer piso decido ir andando por las escaleras para mantenerme despierta. El olor a limpia pisos de lavanda me recibe cuando abro la puerta del apartamento y Yong está saliendo de la cocina con cara de cansancio por todo el aseo del que se hizo cargo sola, la expresión en su rostro cambia tan pronto como me mira.

- Ey.- Una sonrisa suave se asoma en sus labios al verme entrar por la puerta y le respondo de la misma forma, ambas nos quedamos de pie en medio de la sala de estar, miro de reojo el sillón donde ya ha dejado una manta y almohada para dormir de manera más cómoda.

- Muchas gracias por esto. Te prometo que ya encontraré alguna manera de cómo pagarte todo lo que haces por nosotras.- Ella niega con la cabeza como hace siempre que le agradezco sus atenciones o menciono algo relativo a pagar por lo que hace; creo que ella es realmente extraña por simplemente ser tan servicial conmigo, esta vez no puedo contener más mi curiosidad.- Yong, no quiero sonar malagradecida, después de todo lo que  haces por nosotras, por mí, pero es que de verdad no entiendo.- Me mira con la confusión pintada en el rostro, esperando a que siga, dejo el uniforme sobre el respaldo de un sillón antes de suspirar y tomar una pequeña pausa para buscar las palabras exactas.- ¿Por qué nos ayudas? – Al principio ella parece confundida ante mi pregunta y luego su expresión cambia poco a poco cuando cae en cuenta. Sus ojos vagan por la habitación como si eso la ayudara a pensar. Parece dudar mucho antes de finalmente verme a los ojos y responder.

Solo para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora