Capítulo 13 La celda de la locura

13 1 0
                                    

El lugar donde me encontraba era bastante húmedo. Aún con los párpados cerrados percibía un aura que no me gustaba, aunque creo que me dejaba llevar más por el olfato, olía a muerto. Algunos gritos humanos bastante escalofriantes le daban un toque más romántico a la situación. Sí, eso fue sarcasmo.

Abrí los ojos con cautela y me encontré con una celda bastante sucia. Al fondo de ella había una güera hecha bolita meciéndose hacia adelante y hacia atrás.

-Hola- le dije levantando mi cuerpo del húmedo piso y sentándome. La muchacha sólo volteó a verme con los ojos muy abiertos.

-¿Eres uno de ellos?- hablaba muy rápido y su tono de voz era cuidadoso y asustado.

-¿De quiénes?- pregunté analizando su expresión.

La chica balbuceaba y se tomaba la cabeza, balbuceaba más y sollozaba para luego detenerse y reír un poco, de seguro llevaba muchísimo de tiempo aquí. Entre todo lo que dijo pude escuchar unas cuantas palabras, que seguirían hilando las historias en mi mente.

-Los Luna sabían demasiado.

Y entonces pensé de inmediato en mi hermana muerta, en Elías que "volvió de la muerte" y yo, que no recuerdo un carajo.

Sin pensarlo mucho le pregunto a la chica.

-¿Qué sabes de Luna Luna?

La chica dejó de mirarme y se fijó en un punto.

-La descendiente

-¿De qué o de quién?- pregunté de nuevo, ahora con más seguridad

-De Feliche- respondió mirándome con sus perdidos ojos obscuros

-Pero Feliche tenía dos hijos: Vurko y D...- antes de que pudiera terminar la frase la chica se acercó gateando con mucha rapidez y posó su apestoso y mugriento dedo índice sobre mis labios

-Si quieres sobrevivir, esos nombres no se mencionan aquí- sus ojos cansados denotaban demencia, ya de cerca noté que tenía un parecido familiar, al parecer también notó algo en mí, pues su rostro se obscureció y se cayó de espaldas.

-Imposible, yo misma te asesiné- balbuceaba la chica y tartamudeaba. Comenzó a revolcarse en el piso y volvió a su posición inicial, hecha bolita y meciéndose, ahora mostrando menos cordura y más desesperación y trauma –ellos me obligaron...yo no quería...

-¿Quiénes son ellos?- pregunté insegura.

La chica salió por un momento de su trance y me miró confundida y extrañada.

-Gente con la que solías convivir... los debes de recordar

Se me llena la mente de imágenes que ligo de inmediato, ya tengo otra parte de la historia.

ReminiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora