Capítulo 14 Mis pecados

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"La cosa es que yo siempre le tuve mucha envidia a mi hermana Luna. Para empezar ella tenía el nombre de la familia como primer nombre, esto porque era la representación de la familia. Esto se debía a que desde que nació ella estaba destinada a casarse con el que fuera el sucesor de los Feliche y ser la princesa de Dünya –Así se llama la isla dónde vivimos, significa tierra en turco-, de hecho en ella caía la responsabilidad de decidir quién sería el sucesor al reino si Hans no moría antes.

Feliche era muy buen amigo de la familia, me había confiado muchos secretos suyos, de su familia y de la mía; creo yo que me utilizaba como algún tipo de disco duro de respaldo por si algo malo pasara. Me otorgó una llave, sus palabras exactas fueron: "Toma princesa, éste es tu tesoro; éste regalo abrirá mares por ti".

Le tenía un coraje inmenso a mi hermana desde que éramos chicas, mis padres solían ignorarme y subir a Luna en un pedestal. Recuerdo que un día a Luna se le olvidó su comida encima de la mesa y mi madre me hizo darle la mía, realmente mi hermana era bondadosa, pues a escondidas de mi mamá y sin que yo me diera cuenta, metió un pequeño sobre con dinero en mi mochila para que no muriera de hambre en la escuela. Pero yo no valoré bondad por el coraje que le tenía por ser la favorita.

Elías solía meterse en problemas, Luna era perfecta y yo... bueno yo, me lo tragaba todo.

Desde que mi hermana tenía quince años, se veía completamente decidida a escoger a Santiago, traían algo desde que eran chicos y se gustaban. No solían admitírselo, los dos se guardaban sus sentimientos, pero estaban tremendamente felices del dichoso matrimonio arreglado.

Yo estaba celosa, sentía envidia de su linda vida, tanto que me uní a los recién emergentes Darkā, liderados por el hijo mayor de la familia Feliche, también celoso de su hermano de en medio, Santiago y de su inexplicable suerte. Elías ya llevaba ahí un par de meses y como buenos cómplices me invitó a unirme, junto con Daniel.

La razón de ser de ése "Equipo de la obscuridad", era vengarse de las personas a las que les teníamos más coraje, arruinando sus planes. Darkán nos utilizaba para reunir información, ya que todos nosotros estábamos en el grupo especial gracias a nuestros padres y teníamos libre acceso a la información oficial. En ése entonces los Darkā contaban con seis miembros: Darkán, Daniel, Elías, Shilabi –la hermano mayor de Mish, la morena que hizo que los hombres calvos me llevaran a la celda de la locura-, Soleil –La chica güera de mi celda-, y por último yo.

Era un asunto completamente secreto que nosotros estuviéramos dentro de eso, nadie más debía enterarse.

Por alguna razón comencé a sentirme como una traidora, pero no hice caso a eso; gracias a eso seguí cometiendo errores, los cuáles poco después me costarían muchos dolores de cabeza, el peor de ellos, la dolorosa muerte de mi hermana."

Soleil chasqueó los dedos frente a mi cara. Sacándome de mi trance y bloqueando de nuevo mi memoria, estaba a punto de recordarlo todo y ésta mujer llega a arruinarme todo. La rabia se acumula en mi cuerpo y me le voy al cuello, se va de espaldas y yo me subo con una zancada sobre ella, comienza a ponerse roja por la falta de respiración.

De pronto caigo en cuenta.

"Lo que estás haciendo no está bien" dice una vocecita en mi mente.

De inmediato quito las manos de su cuello, Soleil de inmediato toma una bocanada de aire, me lanza con sus manos por un lado y caigo en el suelo. Se va a su esquina sobándose el cuello y respirando con dificultad.

-La Alex antigua volvió- repetía –nos va a matar a todos

Los escalofríos recorrían tan frecuentemente mi cuerpo que ni siquiera pude levantarme después de que Soleil me quitó de encima suyo.

-Parece que es cierto mi pequeña- dijo una voz grave y escalofriante –La princesa de la obscuridad Alexandría Luna está volviendo lentamente... ¡No puedo esperar!

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