Abro los ojos y una sombra cruza el umbral de la puerta, no puedo distinguir su cara. Es un hombre grande, fornido, alto. Intento parpadear y los párpados me pesan, igual que todo mi cuerpo. No puedo abrir los ojos de nuevo, ni moverme. En ese momento una pregunta crucial llega a mi mente...¿Quien soy? No puedo recordarlo. Oigo ruidos, estruendo, escucho como si estuviera debajo del agua, todo confuso, no distingo nada a mi alrededor. Pasa el tiempo, ¿cuanto tiempo he estado aquí?
Por fin puedo abrir los ojos, pero me encuentro de inmediato con el problema de que no puedo enfocar bien, entrecierro los ojos y siento un profundo dolor en la cabeza. Siento algo que... ¡Que está conectado a ella!, estoy en un... ¿Hospital? La sala es completamente blanca, estoy en una esquina de la habitación, recostada sobre una cama dura a la que le crujen los resortes por mínimo movimiento que haga.
Levanto un poco la cabeza con mucho esfuerzo, veo que enfrente de la cama hay una puerta cerrada, los resortes crujen. Intento levantarme, pero en vano, pues mi cabeza cae de regreso a la almohada. En un intento desesperado giro la cabeza a mi izquierda y lo veo: un chico dormido en la orilla de la cama. Está sentado sobre una silla negra, forma con sus brazos y su chamarra un tipo de cojín y lo recarga a pocos centímetros de mí, tiene una manta de conejitos y borregos encima. Veo que tiembla un poco y llora en sueños, mi alma se estremece, su dolor es deprimente para mí, no se por que. Aparto la mirada y me quedo dormida viendo las aburridas paredes blancas sin ninguna decoración.
En mi sueño oigo una voz, no sé de quién es, pero es cálida, calmada y conocida. Me dice que todo está bien y lo repite muchas veces. Se intenta convencer a sí mismo que todo estará bien, no son palabras de consuelo para mí, son para el mismo, lo oigo sollozar y gritar un nombre muchas veces. Despierto intentando recordar el nombre que repetía con tanta angustia, pero me doy cuenta de que no era un sueño, era un recuerdo.
Al abrir los ojos alguien me toma la mano y con la que tiene libre me seca las lágrimas, no me di cuenta cuando, pero lloré, probablemente en el sueño. Frunzo el ceño y aprieto los ojos para poder enfocarlo, sus grandes ojos azules hinchados y ojerosos me miran preocupados. Tiene una mirada cálida, el cabello alborotado, una nariz fina y unos potentes labios carnosos. Está levantado a un lado de la cama y me mira desconcertado, seguramente no tanto como lo estoy yo. Mantiene su mano firme tomando la mía, su mano es cálida y grande, las mías son pequeñas frágiles y frías por lo que puedo sentir.
-Podrías al menos decir hola, Alex- y sonríe todavía con un rastro de dolor en sus ojos con un peso que aparentemente no puede quitarse de encima.
-¿A...Alex es mi nombre?- pregunto con un hilo de voz apenas audible.
Veo que el rostro del chico se destruye poco a poco, aprieta la cara para contener las lágrimas de un shock, que, sin querer, fue provocado por mí.
-Entonces...- dice casi sin poder hablar por un nudo en la garganta que puedo ver desde el ángulo que tengo - ¿no me recuerdas?- termina y pone su mano libre en el pecho como si le doliera conocer la respuesta. Niego con la cabeza y el chico cierra el puño apretando su camisa negra. El dolor de la habitación es casi palpable y casi sin controlarlo, una lagrima recorre su mejilla, se resbala y cae en nuestras manos aún tomadas. Toma mi mano con más fuerza y la aprieta.
Sonríe con la boca cerrada y con una amargura tal que es casi imposible no notarlo.
-Me puedes llamar Danny....
-Encantada- dije todavía susurrando -¿Eres el doctor?- le pregunto en broma y le sonrío, me río un poco, era evidente que el no era el doctor y que me conocía, pero yo no lo recordaba.
El se ríe divertido, tiene una risa realmente hermosa, sentí que se redujo la tristeza en sus ojos y la tensión en su cuerpo y cara.
-Que bueno que después de todo no hayas perdido tu sentido del humor, Alex- dice tranquilo con una sonrisa pícara dejando al descubierto sus dientes blancos.
ESTÁS LEYENDO
Reminiscencia
Science-Fiction¿Te imaginas haber olvidado todo lo que te ha pasado? ¿Olvidar a tu novio, papás y amigos? Pero... ¿Qué tal si alguien o algo te hubiera obligado a perder tu memoria? ¿Qué tal si la realidad fuera tan dura que tuvieras que olvidarla? Eso fue lo que...