Capítulo seis: Entrenamiento elemental

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Belle Amelie...

Todo parecía tan tranquilo y aquello la ponía ansiosa. Habían pasado ya dos semanas desde la llegada de William y desde el último ataque de Caen, no se volvió a escuchar más de él. Otra vez había desaparecido y todos volvieron a sus actividades. La princesa había vuelto a las suyas, aunque no estaba segura de qué actividades eran esas, porque a pesar de tener un título, su rol se había visto limitado a aprender a hablar con gente y aprender de todas las artes.

Esta mañana Adam no estaba a su lado, su padre en castigo por sus acciones- las cuales aún eran desconocidas para ella- fue enviado a Meilor, a dirigir su estrategia en contra del avance de Caen.

Belle debía de admitir que ahora que no estaba Adam, se sentía vacía, como si un pedazo de vida le faltara. Al salir de la habitación él no estaba en el marco de la puerta y ella no pudo decirle que redujera sus horas para poder descansar, porque a ella le preocupaba él. En el comedor sintió su ausencia, aunque nunca participaba de ese momento del día, le pareció que su presencia faltaba. Incluso lo pensó cuando subió por las escaleras a una estantería muy alta en la biblioteca y él no estaba para decirle que fuera cuidadosa. Ahora que él no estaba, se sentía sola y sabía que parte de ella y su vida diaria, era Adam y no quería estar apartada de él.

Magda se acercó presurosa hacia ella. A pesar de su avanzada edad, aún hacía cosas que le aceleraban el corazón, ya que como siempre ella dice: "el corazón no envejece, es el mismo de cuando uno es joven, porque no pierde su esencia".

—Su padre me envió por usted. —Aquello la tomó por sorpresa, después el corazón le dio un brinco.

—¿Ya regresó Adam?

—No, me temo que no. Sin embargo, hay algo importante que su Majestad quiere decirle —La princesa se sintió desilusionada—. No hay que hacerlo esperar.

Ambas caminaron a la sala del trono.

A Belle siempre le ha intimidado esa habitación. Intentaba evitarla siempre que podía. Cuando pensaba en todo el poder reunido en esa habitación, cuántas generaciones de reyes se han levantado y declarado su poder ahí, un nudo se le formaba en la garganta. Ella no pertenecía ahí. Aunque al final del pasillo cubierto con alfombra azul, sobre la escalinata esté su asiento y en un futuro ella vaya a heredar el lugar de su padre, ella no sentía que perteneciera ahí; ahí donde alguna vez los reyes hicieron historia.

Al abrir las puertas, su padre se levantó del trono. La princesa miró hacia abajo e hizo una reverencia. Magda se separó de su lado y salió de la habitación cuando el rey asintió hacia ella.

—¿Deseabas verme, padre? —Preguntó con voz temblorosa. —¿En qué puedo ayudarte?

Él bajó la escalinata.

—¿Alguna vez te conté sobre la Ceremonia de los Elementos?

Ella miró a su padre a los ojos.

—Es cuando el heredero se vuelve elemental. Se heredan los cuatro elementos y se jura lealtad eterna a la protección de Ballora. —Respondió Belle, quien había leído más de lo que su padre le había explicado.

—Tu ceremonia ya está muy cerca —Caminó alrededor de los retratos que habían en la habitación. Cada uno de aquel que ha estado en el trono. —Dime algo Belle, ¿estarías dispuesta a sacrificarte por el reino a usar todo lo que tienes para salvarlo de la destrucción?

—Yo...— Tartamudeó la princesa.

—Esto es de vida o muerte, Belle. Hay una guerra tocando a la puerta, ¿qué harás cuando la puerta se abra?

La Marca de la HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora