CAPÍTULO 43

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No habrían pasado más de dos horas o así desde que había tenido la suerte de liberarme mentalmente de Abaddon, gracias a ese ángel que apareció de la nada con su maravillosa luz y su energía tan extraordinaria, salvándome de mi peor pesadilla. Aunque aún estuviera atrapada en estas malditas mazmorras llenas de moho, húmedas y medio derruidas, al fin mi mente había encontrado la paz que necesitaba para poder seguir. Aún así, intentaba no pensar en todo este tiempo que había pasado aquí, en como llegué y los actos tan viles que pesarían sobre mi conciencia el resto de mi vida, no podría perdonarme nunca que había estado a punto de asesinar a mi hermana y que herí mortalmente a uno de mis amigos, no sabía si habría sobrevivido a mi ataque y eso hacía que mi corazón se encogiera y me castigara por ello, pero no podía dejarme vencer por esas emociones de culpabilidad estando en este maldito lugar, aún no era el momento de mi castigo, primero debería salir de aquí y reunirme con mis compañeros, después aceptaría cualquier condena que me impusiera el rey Aibek.

Unos ruidos de pisadas se escucharon a lo lejos, haciendo que dejase mis pensamientos a un lado y me concentrara en lo que venía ahora. Necesitaba pensar en como huir de aquí y la única manera era ser más lista que ellos, quizás tendría una oportunidad si podía persuadirlos, al menos a uno, sabía muy bien a quién. Se oían voces discutiendo mientras se acercaban, eran Cyrus y Ascian, que se aproximaban hacia mí.

- Estás empezando a hartarme con tu compasión hacia ella- decía Cyrus- ¿eres consciente de que no puedo estar encubriéndote todo el tiempo? - bufó exasperado.

- Lo sé, lo siento- habló calmadamente Ascian- Pero sabes tan bien como yo que no es culpable, no podemos seguir haciendo estas barbaridades, nosotros somos víctimas y no podemos hacer nada, pero ellos quizás tengan una oportu...- se calló de golpe.

- Ni se te ocurra decir más- siseó Cyrus enfadado- deja tus ideales de paz y de salvación a un lado, esta es nuestra vida y no podemos desobedecer, ¿prefieres que nos maten? - continuó mientras yo me quedaba impresionada por sus palabras, como me temía, habían caído en el bando equivocado haciendo que su humanidad se deteriorara, pero su corazón seguía ahí, quizás con esto tendría una oportunidad si apelaba a su compasión- olvídalo- terminó diciendo ante el silencio de Ascian.

Al fin comenzaron a aproximarse de nuevo y mantuve mi mirada hacia abajo, como si el suelo lleno de humedad y de piedra, mugriento y con mi propia sangre fuera lo más entretenido que había visto nunca. Hasta que unas botas negras entraron en mi campo de visión. Alcé la mirada, con una expresión neutra como si la pequeña conversación que habían tenido no hubiese llegado a mis oídos. Fijé mi mirada en sus ojos negros, que me miraban intentado adivinar si sabía algo, sonreí de lado.

- ¿Necesitas una invitación para golpearme? – le reté con insolencia- tus amigos no necesitan eso para hacerlo- hablé ahora más duramente y desviando mi mirada.

- No venimos a eso- se adelantó Ascian, antes de que Cyrus dijera algo.

- Así que solo venís para ver si sigo con vida, pues ya me estáis viendo- lo miré ahora él, duramente haciéndole saber que lo que hacían era de ser escoria.

- Tu insolencia y tu mirada podrían traerte problemas – habló Cyrus, agachándose a mi altura, mientras sujetaba mi cara para que lo mirase, haciendo que me removiera en mi sitio y quisiera zafarme de su tacto- no estas ni en el lugar ni en las condiciones para hacer tal cosa- sonrió de lado, de manera jocosa y con un aire malvado, pero parecía más una actuación para intimidarme que lo que de verdad pensaba.

Mantuve mi mirada alta, era consciente de las veces que él había intervenido entre Arek y yo, para que este dejara de golpearme o como me había sacado de encima a la pelirroja histérica que simplemente sacaba su frustración conmigo.

FINAL DRAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora