🔸Character Fourteen🔸

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▪️Nuevos aliados▪️

Los dos nuevos toon's los habían llevado hasta su guarida, Henry iba tomando a Chrystal de la mano para que esta no se quedará atrás. Pues ella no tenía las energías como para seguir.

El Boris con brazo mecánico les había quitado toda arma que tuvieran encima, incluso intento de quitarle el bolso a la oveja. Pero ella le hizo un sonido de advertencia cuando se acercó, aún cargaba las cosas de Boris en él y ni de broma lo iba a soltar.

Prefería que la metieran en la misma habitación con Ink Bendy que dejar que le quiten el bolso de Boris.

Cuando llegaron fueron encerrados en un espacio un poco pequeño y bloqueados con tablas de madera para que no puedan salir, Alice les dio un par de hojas por si se aburrían.

Chrystal se mantenía en una esquina alejada de Henry, abrazando sus piernas y con la mirada perdida.

Cuando Stein decidió dormir un rato Alice aprovechó para intentar sacarle conversación a la albina, pues le parecía interesante tener a una toon igual a ella con la que pudiera hablar, pero la oveja se mantenía callada sin responder a nada y la azabache finalmente se rindió después de un tiempo.

Henry despertó por el canto de Alice, levantándose de donde estaba acostado solo para asomarse por las tablas y observar a la caricatura pintar en las paredes. Chrystal lo observó un momento y luego siguió dibujando en las hojas sentada en el suelo, tarareando en voz baja la misma canción de la azabache.

Un lindo y amigable lobo decoraba sus hojas, haciendo que los ojos tristes del ángel se oscureciera más. Ya no habían lágrimas que soltar, lo había dado todo en ese momento.

—Sé esa canción—. Musitó el mayor para llamar la atención de Alice.

—Todos conocen esa canción—. Respondió la poseedora de cuernos mientras seguía rayando las paredes con tinta, se volteó un poco para ver al humano—. ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

—Fui invitado por un viejo amigo... Ahora no puedo irme...

—Entonces sabes más que nosotros—. Alice lo veía fijamente—. Nosotros ni siquiera existimos... Solo... En pensamientos y al siguiente minuto, en este lugar.

—¿Nos vas a dejar salir de aquí?—. Preguntó el Stein, viendo de soslayo al ángel que dibujaba en el suelo.

—Aquí abajo, los extraños no son cosa buena. ¿Cómo podemos confiar en ti?

—Ella confío en mi, me brindó un sitio seguro donde poder resguardarme—. Respondió Henry, refiriéndose a la albina silenciosa.

—Chrystal no confía en desconocidos, pero mientras su Boris confíe en alguien, ella confiara igual—. Chrystal agachó su cabeza, Alice soltó un suspiro.

—Mi nombre... Es Henry, solía trabajar aquí—. Se presentó, desviando la atención del ángel.

—Yo... Honestamente no sé mi nombre. Así que me llaman Alice, pero no soy un ángel...

—No existen ángeles en el estudio, solo... Monstruos—. Murmuró Chrystal, sacando su peluche de Boris y abrazándolo cabizbaja.

—Vuelve y descansa... Hablaremos después—. Alice se dirigió a Henry, sintiéndose un poco incómoda.

Stein le hizo caso, girándose y volviendo a sentarse en su cama.

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𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕝𝕕 𝕊𝕠𝕟𝕘 |BATIM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora