🔸Character One🔸

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▪️Un nuevo comienzo▪️

Paterson, New Jersey
25 de Agosto de 1908.

Una nueva familia había llegado para quedarse, un hombre de un aspecto atractivo se encontraría cargando unas cajas dentro de su nuevo hogar.

Su esposa se encontraría justo detrás de él con su hija de tan solo seis años en brazos, sus orbes color celestes miraban su alrededor con total fascinación. Vivirían en una casa que no era tan grande, pero que era lo suficientemente espaciosa para que pudieran vivir los tres.

Ellos eran los Rogers, una familia de clase media. Habían decidido mudarse para buscar nuevas oportunidades laborales.

—¿Dónde pongo esto, cielo?

—Ponlo a un lado del sillón, luego lo acomodaremos.

El hombre acato las órdenes de su mujer y dejó las pertenencias donde se le fue indicado, luego de eso se volteó hacia ambas féminas y las rodeó con sus brazos, siendo cuidadoso por la pequeña niña que estaba en brazos de su esposa.

Él era Sebastián Rogers, un hombre de tan solo unos 29 años de edad. Era un doctor muy reconocido por trabajar en uno de los mejores hospitales de la zona, poseyendo un cuerpo fornido y saludable para su edad, acompañándolo con una caballerosa y carismática personalidad.

Su cabellera era de un tono oscuro cual carbón con algunos mechones cayendo a un costado de su rostro y frente, sus ojos tenían un peculiar tono miel algo opaco; podría confundirse fácilmente con un café claro. Era bastante popular entre las jovencitas solteras que deseaban un apuesto hombre como él, lástima que ya estaba casado con nada más ni menos que una de las mujeres más cotizadas entre los caballeros.

—¿Cómo está Cristina?—. Preguntó mientras acariciaba la cabellera de la menor, resistiendo las ganas de apretujarle esas mejillas regordetas que tenía.

Su mujer soltó una risita ante la expresión cargada de ternura que el hombre insconcientemente realizó.

—Se portó bien todo el camino, aunque antes de llegar se quedó dormida—. Contestó mientras mecía a la menor entre sus brazos al notar como comenzaba a despertarse; porque si, Cristina era muy dormilona.

Y pensar que dentro de poco la menor será todo menos tranquila con su padres, niños siendo niños.

Sebastián soltó un suspiro y observó a la doncella fijamente, la peliceniza rodó sus ojos divertidamente y le entrego a la pequeña Rogers. El azabache la acepto gustoso, viendo como su hija se acurrucaba en su pecho no más el sentirse entre los brazos de su padre.

—¿Ya viste? Me quiere más a mi que a ti—. Sebastián cerró sus ojos y sonrió sin separar los labios, que hombre.

Janeth rodó sus ojos nuevamente y acomodó un par de mechones rebeldes detrás de sus orejas, sus orbes celestes observaban con desdén a su esposo.

—Que bien, pues de ahora en adelante tu té levantarás a las dos de la madrugada para calmarla cuando empiece a llorar por culpa del "coco"—. Se dio la vuelta con fingida indignación y se retiró hacia otro lugar para comenzar a desempacar las cosas.

¿Su nombre? Janeth Rogers, una hermosa mujer de apenas unos 25 años recién cumplidos. Antes de la mudanza trabajaba como camarera en un restaurante de comida, actualmente se dedicaba al hogar para cuidar de su hija mientras su marido se hacía cargo de las cuentas, era bastante reconocida por su belleza natural y su forma dulce de tratar a las personas.

𝕋𝕙𝕖 𝕆𝕝𝕕 𝕊𝕠𝕟𝕘 |BATIM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora