5 | El Tiempo|

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—¡No lo puedo creer!

Estallé en risas, Russell me miró feo.

—Sí, sí, cálmate —vociferó un poco irritado, yo no paraba de reír— ¡Skyler!

No deje de reír hasta segundos después.

—Disculpa, Russell, pero es que ¿en serio?

No podía creerlo, Russell no había besado a nadie en toda su vida. Después de mirarnos un rato y reprimir mis ganas de reír, salimos del instituto y todo el camino a nuestras casas hablábamos al respecto.

—Es en serio —confesó, cabizbajo.

—¿Por qué? —me bajé de mi skate, ese día me había dado por llevarlo.

—No lo sé, quizás porque no le vi importancia al contacto físico para amar a alguien —se encogió de brazos—. Claro, yo también quería abrazos y un piquito...

Eso me hizo reír.

—¿Pero nunca pasaste a un beso?

—No.

—Puede también ser la confianza y la conexión con la persona —volví a subir al skate.

—No lo sé.

Volvimos al silencio y el sonido de la brisa en los árboles. Mirando hacia el frente y una que otra vez hacia el otro

—¿Conmigo quisiste dar un beso? —y me arrepentí al instante—. No, no quise decir eso...

—No pasa nada —Russell rió y suspiró al final, haciendo contacto con mis ojos—. Sí quise, pero no supe.

Asentí lentamente y seguí en mi skate, llegó el momento en que teníamos que cruzar, cada uno a una calle diferente. Nos despedimos como normalmente lo hacíamos; él con la mano y yo con un saludo militar relajado.

Me vi ena obligación de rodar más rápido en mi skate, estaba empezando a sentir cosas que no debía porque no podía ser así, porque yo dije que no volvería a ser esa Sky, pero también me prometí encontrar un amor adolescente.

Pero tampoco iba a tener un romance adolescente con el primer chico que besaría, medio besaría, porque sí.

—¿A quién besaste? —preguntó Nils, quién pasaba por la puerta cuando entré y caí en cuenta que había hablado en voz alta.

Dejé el skate en una esquina y lo miré feo, no me sorprendió que estuviera en mi casa.

—A nadie, entrometido —le solté.

—Si no quieres que sea entrometido —me señaló con su celular—, no pienses en voz alta, prima.

Y tomó camino hacia la cocina. Me tiré en un sofá y sentí a alguien o ser canino, sentarse sobre mí; Isso estaba sobre mí.

Escuché a Nils reír.

—¿Qué haces en mi casa, Xylo? —quise saber y mi tomo desprendió desagrado. Nils se tiró en el otro lado del sofá.

—Somos primos, Eyesid—pronuncio 'primos' en un tono agudo—. Recuerda que mis padres me obligan a venir.

—Sí —logré quitarme a Isso de encima y me senté con él en las piernas—. Pero te conozco, no estás acá solo por eso.

Nils tomó un trago del jugo que había sacado de la cocina y me miró con los labios apretados.

—Me atrapaste, Sky —asintió—. Pásame la tarea de hoy.

—Pero hoy fue el primer día —Nils quiso decir algo, pero lo interrumpí—. Y ni vimos muchas clases.

—Lo sé, pero me dio pereza copiar lo que dijo el profesor de educación física —tomó otro trago de jugo—. ¿Me pasas las preguntas?

Solo Seis Meses © (0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora