6 | Perdido en los Genes |

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Estaba pérdida.

Pero no literalmente, me hubiera desmayado de la ansiedad.

Estaba pérdida porque le había prometido a Russell que le enseñaría a besar, pero no era buena explicando.

¿Cómo se explica eso? ¿Para eso hay una clase? A mí me salió natural con... A mí me salió natural.

—Okey, Skyler —me dije a mi misma—. Eres pendeja, sí, pero muy inteligente y enseñar un acción natural carnal del humano será fácil, ¿no?

Me tiré a la cama, pero mi cabeza chocó con el espaldal de esta. Ahogue un chillido y sostuve la parte de mi cabeza que se golpeo.

—Sí, Skyler y esa fue una señal de que le estás echando mucho coco, como dice tu mamá, al asunto.

Me quejé en voz baja del golpe y me senté en la cama.

Estaba empezando a odiarme, y mucho, por permitirme tener ese tipo de pensamientos sobre Russell y decirle tales cosas a Russell.

—Mañana lo veré —me cubrí la boca—. Si, mejor empiezo con mi testamento porque si no me mata el sobrepensar será la automuricion.

Me senté frente a mi escritorio y tomé una hoja y un lápiz. Empecé con los básico:

Yo, Skyler Marie Eyesid Becker, con 17 años de edad y mucha belleza para ser de este siglo, le dejó mi colección de marcadores y colores a Sean porque Sienna no sabe ni escribir sin salirse de la raya; todos los dulces que papá guardó para mí, serán un 50% para Isso y el otro 50% para los amigos de Sean porque Sienna está a dieta de dulces...

—¿No crees que estás exagerando? —escuché la voz de Nils, a mis espaldas.

Me giré lentamente hacia él, escondiendo la carta con mi cuerpo. Nils tenia su típica cara de aburrimiento.

—¿Desde hace cuánto tiempo estás ahí? —le pregunté.

Se dio la vuelta y caminó hacia mi cama, se sentó en ella y soltó un suspiro.

—Lo suficiente como para confirmar que lo que habías dicho días atrás es cierto —asintió sin mirarme.

—¿Qué dije exactamente hace unos días...?

Nils me miró con su típica mirada de aburrimiento o de tener sueño y apretó los labios.

—De que querías y no podías tener una relación con el chico que besaste por un puto post —movió su cabeza como si buscara algo en ella—. Y de que ese chico es Russell Volkov —asintió—. Y que él no sabe besar —reprimió unas pequeñas ganas de reír—. Y tú le quieres enseñar, pero no sabes cómo...

Dios mio, Nils había escuchado todo. Me enderecé y tire todo rastro de verguenza en mí, me mostré firme ante el Xylo que decia ser mi primo.

—¿Y por qué escuchas mis conversaciones privadas y pensamientos? —indagué con las cejas juntas.

Nils se tomó su tiempo para responder.

—Tu testamento me parece algo exagerado, Eyesid —asintió varias veces.

—Eso no fue lo que te pregunté —me levanté de la silla. Nils se levantó de la cama.

—Pero es lo que deberías saber —caminó hacia la puerta, la abrió—. Y hoy es domingo 23 de septiembre.

—¿Y qué? ¿Primavera? —levanté mis manos en señal de duda.

Solo Seis Meses © (0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora