Existen cosas inexplicables, o simplemente incomprensibles. No importa si la solución es obvia, sí está frente a tus ojos, simplemente eres un ciego ante ellas.
Quizás era mi destino caer una y otra vez. Mirar el fondo, llorar hasta que mis lagrimas llenarán el vacío hasta mis rodillas. No era fuerte, y era extremadamente agotador intentar serlo.
¿Para qué mentir? Me gustaba la vista que tenía del cielo desde el fondo. Las paredes frías, solas, en calma. Intentar escalar me lastimaba las manos.
Siempre va a ser mucho más fácil quedarse. Cuando no decepcionas a nadie porque nadie espera nada de ti.
¿siempre fue tan difícil ser yo o lo había complicado?
Ya no importaba.
Allí estaba, en mi escritorio. Miraba el cuaderno frente a mí con odio. Seguía intentando continuar escribiendo la historia que había logrado construir casi por completo, pero era frustrante, sabía que quería hacer, incluso tenía un estúpido cronograma, pero no podía continuar.
Estaba bloqueado, y era completamente patético.
Me picaba las manos, sentía seca la lengua y los labios. La desesperación me había llevado a desear fumar. La idea me visitó continuamente. Podría salir un momento, comprarlos rápido en la tienda más cercana y relajarme en el parque. Había pasado más de una semana del último cigarro y los extrañaba tanto.
Me llevé las manos al cabello, frustrado y agotado de mi propia mente egoísta.
Escuché el timbre sonar, haciendo que me levantara de mi asiento como si quemara. Apresurado salí de mi habitación, bajando las escaleras de tres en tres y abrí eufórico.
Jamás me había alegrado tanto ver esos mechones dorados y ojos juzgadores. Mery también estaba allí, sonriendo como solo ella sabía hacerlo.
—¿Por qué tardaron? —pregunté haciendo espacio para que entraran.
—Culpa a Mery.
—Oye —golpeó su hombro —yo no hice nada.
—Se quedó dormida —me susurró mi amigo con falsa decepción que me hizo sonreír.
Cerré la puerta y sin paciencia los guíe a mi cuarto. Habían estado mil veces allí, pero tardarían una eternidad peleando si no los apuraba.
—¿Que les pareció? —pregunté de inmediato.
Jaspers se lanzó a mi cama y se quitó los zapatos.
—Directo al punto, como me gusta.
—Me encantó, Sebas —respondió Mery emocionada, sentándose cerca de su novio.
Jaspers me miraba fijamente, sin expresión, no era buena noticia.
Les había enviado los primeros capítulos de mi historia, esperando tener sus opiniones. Ambos eran buenos amigos, inteligentes y amantes de la lectura, así que sabía muy bien lo críticos y sinceros que serían.
Mery miró a Jaspers, confundida y le golpeó sin fuerza.
—dile algo a tu mejor amigo.
—Es bueno, pero no parece tuyo.
¿No parecía mío?
—¿Qué dices? A mí me encantó —estaba completamente en desacuerdo —escribes increíble, la profesora tenía razón, serás un excelente escritor. Muero por leer como continúa.
—No va a continuar —aseguró Jaspers y me señaló —míralo, no es su estilo, ¿Sebas escribiendo romance?
Casi se ríe.
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Una Estrella Fugaz
Teen FictionHay una gran diferencia entre amar y necesitar a alguien. Advertencia: Esta historia toca temas sensibles como; Suicidio, violación, asesinato, acoso, abuso a menores, entre otros. Si te sientes ofendido o incómodo en algún momento de la historia p...