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En la herrería podemos observar a un viejo rubio cenizo, su ojo izquierdo totalmente disfuncional y la cicatriz que le dejo su última batalla eran un triste  recuerdo de que seguía con vida.

Aún si no se sentía vivo.

Se juro ante la tumba dónde enterró su espada que apoyaría a los cazadores de demonios hasta su último aliento.

Manos callosas y fuertes forjaban una nueva hacha para Deuz.
El muy altanero llegó a las 6 de la mañana pidiéndole una nueva hacha para hacer su trabajo mientras el ex-pilar aún no se había despertado del todo.

Al siguiente golpe al hierro que moldeaba con destreza recordó el chisme que rondaba entre los vecinos y le comía la cabeza.

Minutos atrás, llegó Toddy avisándole que Alfred Kumagai había regresado al pueblo.
   Quiso dejar la herrería corriendo para ir a su encuentro. Pero la misma vergüenza que aún lo consumía no se lo permitió.

Cuando se retiró como espadachín a sus 38 años se instalo en el pueblo de Storm Death como herrero; la familia Kumagai era famosa, no por sus riquezas o porque sea una familia de renombre y poseer influencias. Era por el simple hecho de que todos eran muy amables.

Springtrap sonrió ante el recuerdo de esa tan amorosa familia que lo acogió como uno de los suyos.

La madre, Itzel Kumagai era una mujer hermosa y amable que fue la primera en recibirlo cuando recién llegó al lugar.
Era amada y casi adorada como una deidad divina, y tenían razones para creerlo, siempre se podía acudir a ella en busca de consejo y ayuda. Existía el rumor de que era una diosa del viento y que podía controlarlo.

Era un rumor exagerado, pero así son los rumores.

Luego seguían sus hijos, y Dios, no había poder en la tierra que hiciera que los olvidará.

Alfred era el mayor, el pequeño pelinegro le pidió (exigió) que lo llamara Fred, ya que en la lógica de su mente le explicó el porque. –Eres amigo de mamá, y los amigos de mamá me llaman Fred, así que por eso debes llamarme así– después de eso no pudo debatir más al pequeño niño. A pesar de ser pequeño, Fred siempre era amable y servicial, generalmente él salía para poder ayudar a alguien que necesitará ayuda; también su personalidad extrovertida ayudaba en su labor de héroe local.

El siguiente en la lista era Freddy, era más tímido y retraído que Fred, pero aún así amable, se quedaba en casa junto con su madre para ayudarla cuidando a su hermana menor Rosal, esa niña nunca estaría quieta, estaba seguro de que cuando creciera sería una joven hermosa, lastima que no superó los 5 años de edad.

Ben era el tercero el último hijo varón de la familia. Ese niño al igual que Fred era raro verlo en casa, lo más probable era encontrarlo con Fred ayudando a los vecinos o preguntando cosas para aprender algo nuevo.

Recordaba con cariño el como el joven peliblanco lo perseguía para que le contará sobre los demonios a los que se enfrentó y sobre los cazadores, y si bien Itzel lo regañaba por su falta de discreción, era normal en un niño de 7 años.

Ahora aquel lo pensaba detenidamente, parecía que esa familia lo adoptó de alguna manera. Tal vez por eso sufrió tanto cuando fueron asesinados.

Esa era una de sus mayores penas, que él como ex-pilar y firme en su juramento de no permitir que humanos murieran bajo garras de demonios hubiera dejado que esa tan bella familia muriera por un demonio.

Recordaba a la perfección ese día. Fred con 13 años fue a vender los pasteles que preparaba su madre al pueblo, cuando anocheció, mientras que él miraba el cielo estrellado vio a Fred aún deambulando por la zona lo invito a quedarse en casa para pasar la noche; le dió de comer y se acostaron a dormir.
  Fred partió en la mañana alegando que su madre se preocuparía por el si no regresaba temprano.

Random (3 Espadachines Y Un Demonio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora