Capítulo 2

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Un duelo.

Un día mientras entrenaba con Arelius se aparecieron Arturo y Octavio, ambos cabalgaban; y al ver que yo estaba entrenando se detuvieron, y comenzaron a reírse de mi.

—¡Vaya, pero si es nuestra querida Elena! dijo Arturo.

—Espero que sepa mover esa espada.

—No digas eso Octavio puedes herir sus sentimientos.
Ambos comenzaron  reírse de una manera escarnecedora , yo esta muy enfurecida así que me conduje a toda velocidad y los tire de sus caballos.

—¡Levántense par de cobardes! Ambos me miraron sorprendidos, yo aproveche su asombro para proponerles un duelo.

—Si son tan valientes hagamos un duelo.

Los dos aceptaron, primero me enfrenté a  Arturo no obstante cuando íbamos a empezar a luchar ; aparece nuestro padre.

—¿Que significa esto?Todo miramos a nuestro padre e inclinamos nuestras cabezas ; Arelius se adelantó  a hablar.—Majestad si me permite puedo explicarlo todo.
—¡Silencio Arelius !
Nos volteó a ver y dijo:—vuelvo a preguntar,¿qué significa esto?

—Padre.Dijo Arturo con voz temblorosa.—Nosotros sólo jugamos.

Me miró mi padre y dijo: —¿Es cierto Elena?

—No, padre lo qué pasa es que Arelius y yo estábamos entrenando, de repente aparecieron Arturo y Octavio ; y al ver que yo entrenaba comenzaron a burlarse de mi, por eso les propuse un duelo.
Mi padre miró con demasiada ira a mis hermanos, por un instante sentí que sus ojos echaban llamas de fuego; luego dijo—¡Arturo, Octavio síganme!
—Pero padre...Exclamó Octavio
—¡Síganme !
Ambos los siguieron y me miraron con enojo.

Las crónicas de la Emperatriz ElenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora