ella

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Salí y te esperé en el árbol, vi que saliste a trotar y fui corriendo detrás de ti, tenia un par de bebidas, una de limón para ti y una de sangre para mi, te besé y sin querer derramé un poco de bebida sobre ti, ¡derramé sangre sobre ti! ¡Demonios! menos mal estábamos en un lugar muy oscuro como para que lo notaras.

Después de suplicarte que yo misma debía lavar tu camisa aceptaste, o más bien te hice aceptar, ya que yo misma te quité la camisa, no era el momento para que me descubrieras, y de hecho el punto era que nunca lo descubrieras, la tarea era sencilla empezando sólo con el primer punto: enamorarte, sólo tenía que evitar a toda costa enamorarme tal y como dijo el gran señor.

Días antes de nuestro encuentro arreglé todo, calculando todo lo que pudiera necesitar para llevar a cabo el plan, una de esas cosas fue tener una casa para aparentar llevar una vida normal, como si fuera humana de nuevo...

Decidí llevarte a esa nueva casa esa noche, no podía esperar por probar así sea tu piel ya que no podía hacerlo con todo y tu sangre como hubiera querido.

Subimos a mi supuesto cuarto, estabas nervioso y lo pude notar fácilmente, mi necesidad de ti fue tan grande que no pude resistirme y sin previo aviso caí sobre ti.

Tus ojos, esos hermosos ojos que tienes y que recuerdo perfectamente brillaron tanto que casi pude sentir tu luz en mi oscuro interior.

Te besé, te abrí la camisa y pasé mis manos por tu pecho y me detuve cuando sentí tu corazón, inmediatamente coloqué mi oído ahí y me abrazaste tan dulcemente que no me pude resistir a quedarme dormida, porque cuando uno encuentra paz puede descansar, y tú... tú eras mi paz.

Crónicas de un amor sobrenatural.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora