Saga Saiyajin: Los guerreros de la tierra y la caida al infierno

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Tal y como lo había ordenado el mismo Dios de la tierra, muchos de los luchadores más fuertes de la tierra se reunieron en el mirador. Este se trataba de un inmenso templo que estaba suspendido en el aire gracias a una magia antigua, y en donde durante siglos el gran Kamisama ha estado haciendo su labor como el guardián de la tierra, vigilando cada una de las futuras amenazas que se puedan llegar a presentar en el futuro.

Muy pocos sabían de este lugar, y casi ninguno de ellos tenía el privilegio de venir y verlo por sí mismos. Hubo un individuo en particular que lo logró, el mismo Som Goku, quien fue entrenado por el mismo Kamisama para volverse el más grande luchador de la tierra. Y ahora mismo, está antigua divinidad estaba apunto de volver a convertirse en maestro para enseñarle todo lo que sabe a los mejores artistas marciales que la tierra tiene por ofrecer, ya que ahora el mundo entero los necesitará más que nunca.

Los primeros en presentarse fueron Krillin junto con el maestro Roshi, el primero vestido con su uniforme de la escuela tortuga y el segundo con algo que fuera mucho más formal que una simple ropa hawaiana. El gran maestro vestía ropas tradicionales chinas de color negro con blanco, zapatillas negras y siempre acompañado por su bastón púrpura, y con sus ojos aún ocultos detrae de sus gafas oscuras.

Los dos miraron a su alrededor con un fuerte asombro, nunca antes habían visto un lugar tan simple pero tan esplendido al mismo tiempo. Todo estaba cubierto por losetas de color blanco, y un par de árboles plantados en distintos sitios para darle un poco más de vida. Y en el medio de esta inmensa plataforma flotante estaba el templo de Kamisama, inmenso e impotente como tiene que ser el hogar dios de la tierra, y que es un lugar en donde se encuentran varios de los secretos mejor guardados del mundo.

"Esto es increíble! ¿En verdad Goku entreno aquí?!" Krillin preguntó sin poder creer lo que estaba viendo, literalmente estaba de pie sobre un lugar sagrado.

"Si bien admito que es impresionante, hay que mantener la cabeza fría en todo momento. Fuimos elegidos por el mismo Kamisama por una razón, debemos actuar con profesionalidad." Roshi le dijo a su estudiante con seriedad, manteniéndose sereno en todo momento.

"Lo dice un pervertido." Krillin le dijo con los ojos en blanco y con una gota de sudor cayendo por su frente. En realidad le sorprendió bastante el hecho de que Kamisama haya elegido a Roshi como uno de los muchos a los que entrenará, no había duda de que era alguien con mucha experiencia y también con un gran nivel en las artes marciales por sus muchos años de entregamiento y sabiduría, pero fuera de eso no era en realidad el mejor ejemplo a seguir.

"Sabía que sentí un par de presenciar familiares, es bueno volver a verlos." Dijo una voz familiar de parte de un recién llegado que aterrizaba al lado de los dos artistas marciales, quienes se giraron de inmediato hacia él y vieron el rostro de un viejo amigo.

"Yamcha." Krillin dijo con una sonrisa mientras se acercaba su camarada.

Yamcha es un hombre joven de larga cabellera negra y desordenada que le caía por la espalda hasta la cintura, con varios mechones despeinados en todas direcciones. Tenía un leve bronceado y una cicatriz en el lado izquierdo de su barbilla, vestía el mismo uniforme anaranjado de la escuela tortuga, con calentadores de muñecas azules y botas del mismo color.

Él alguna vez fue un temido y conocido bandido que habitaba en el desierto, con la fama de atacar a todo desafortunado que se perdiera en su territorio y que tuviera la mala suerte de toparse con el. Pero después de encontrarse con la última persona con la que debió hacerlo, ósea el mismo Goku, Yamcha cambió sus costumbres y se volvió un hombre bien que acompañado al Niño mono en algunas de sus aventuras. Participando en algunos de los torneos de artes marciales en donde Goku y compañía también estuvieron.

Dragón Ball Súper GTZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora