Kapitel 8

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La anciana Ana vaciaba el agua caliente de hierbas en la tina de madera donde se encontraba Bill bañandose, el pelinegro frotaba con cuidado sus brazos buscando calmar el dolor con las hierbas de las cicatrices que dejó su "madre".


- La maldición de Serena... -Susurró un tanto angustiada mientras se acercaba a él- ¿Qué le ha hecho a su madre para que lo hiciera con usted?


Bill soltó un suspiro y después aguanto la respiración para sumergirse en el agua por unos segundos antes de volver a salir, sinceramente no entendía del todo el comportamiento de Serena, comenzaba a presentir que había algo oculto en los planes de ella, no es que fuera tan obvia pero tampoco él era tan ingenuo.


- No lo sé... -Se quitó algunos mechones de la cara- Supongo que tiene miedo que me rinda y no lleve a cabo el plan, pero todo se me está saliendo de las manos.


- Entonces... ¿Matará al príncipe? -Bill miró de reojo a la anciana, en este punto no sabía si era bueno confiar, al final ella era un discípulo de su madre.


- Claro que lo haré... -Sintió un escalofrío por todo el cuerpo pese a que no estaba siendo sincero- Pero antes, tengo que ser honesto con el príncipe, el piensa que soy una chica, si mi madre quiere que lo enamore... En algún momento se va a dar cuenta que... -Bajó la mirada observando su pecho plano ni siquiera tuvo que bajar más la mirada para dar a entender lo que quería decir.


....


En el atardecer Bill caminaba en dirección al castillo, como de costumbre llevaba su capa puesta  aunque esta vez decidió llevar uno de sus trajes antes que un vestido.


- Está el Príncipe rebe... Tom... -Corrigió de inmediato al estar cerca de uno de los guardias que custodiaba la puerta principal, pero este sólo lo vio y le ignoró-  Puede mandar un aviso de que lo estoy buscando? Soy Bill... -El guardia de inmediato lo volteó a ver poniendole ahora atención.


- Claro, nos comentó que si venía le hiciéramos pasar, se encuentra ahora en entrenamiento con los caballos -Se hizo a un lado para que Bill pudiera pasar- Se va por el jardín todo derecho hasta encontrarse con el establo...


- Gracias...

Dijo el pelinegro antes de continuar siguiendo las instrucciones del guardia, el castillo era enorme pero lo era más el jardín pues caminaba y caminaba y no encontraba más que árboles y diferentes tipos y colores de flores, hasta que después de una larga caminata miró a lo lejos las luces de los establos donde se apresuró a acercarse. Tom estaba entretenido cepillandole el cabello a un caballo lusitano albino, que no se dio cuenta de la presencia del pelinegro a sus espaldas.

- Tom... -Susurró Bill quedando a un par de metros de distancia, estaba nervioso y se podía notar en su voz temblorosa. 


- Oh... -Tom se sorprendió, de inmediato pudo reconocer aquella voz y se dio media vuelta con una sonrisa en el rostro- Hola... -Soltó un suspiro aliviado, una parte de él pensaba que no lo volvería a buscar. 


Bill miró alrededor, lo único que provocó aquella sonrisa fue que su corazón latiera más rápido, provocando que el nerviosismo subiera de nivel.

Abismo Celestial ; TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora