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Jungwon no tenía idea de por qué había perdido la maldita mente. Todo lo que sabía es que tenía urgencia de jugar. Cuando Sunghoon se dio la vuelta, le presentó a Jungwon la perfecta oportunidad. Lo travieso en él surgió fuerte en su cabeza y Jungwon saltó.

Ahora estaba acostado en la espalda de su pareja, feliz como una almeja. Podría decir feliz como un gatito, pero... eso estaba tan lleno de doble sentido.

Sunghoon siguió acostado, permitiendo a Jungwon su tiempo de brillar. Oyó a sus hermanos en la puerta, pero a Jungwon no le importó en ese momento. Su pareja no lo rechazó ni se alejó. Él estaba brillando.

—Cena, niños —el padre de Sunghoon gritó desde la puerta trasera cuarenta y cinco minutos después. Maldición, Jungwon estaba disfrutando una pacífica siesta. Nunca se había sentido tan cómodo en su vida.

Sunghoon gruñó y se estiró, tumbando inadvertidamente a Jungwon de su espalda. Jungwon carraspeó hacia Sunghoon antes de estirar su lánguido cuerpo.

El padre de su pareja sostuvo la puerta abierta para que Jungwon y Sunghoon entraran, Jungwon siguió a Sunghoon arriba de las escaleras. Él olfateaba por el camino. El olor de osos era fuerte. Trotó a la recámara mientras Sunghoon cambiaba y cerraba la puerta.

—Puedo darte algo de ropa —dijo su pareja mientras revisaba los cajones. Cuando se giró con la ropa en sus manos y Jungwon aún no había cambiado, se arrodilló.

Querido Dios, ¡el hombre era muy velludo! Era un oso en todo el sentido de la palabra. —Con lo hermoso que eres, creo que Pa se pondría histérico si te apareces a cenar en tu forma de felino.

Para ser honesto, Jungwon temía cambiar. Había hecho una escena en la sala y estaba demasiado avergonzado de enfrentar a la familia de Sunghoon.

—Cambia, bebé, así podemos ir a comer. —Sunghoon dio un paso más cerca y Jungwon corrió bajo la cama maullando. Estaba preocupado de que Sunghoon ya no quisiera ser su mejor amigo. Lo había puesto en ridículo frente a su familia. Por la experiencia de Jungwon, ese era un motivo para evitarlo.

Su padre lo había ignorado, su padrastro lo veía como si fuera una abominación, su tío se burlaba de él y su primo lo trataba como un tonto. ¿Por qué esta familia haría algo diferente?

Sunghoon sólo estaba siendo agradable porque él realmente no conocía a Jungwon. Ellos se acababan de conocer. ¿Qué, si cuando su pareja lo conociera, su relación terminaba como la de sus padres? Jungwon no podría tratar con eso.

Las discusiones, las peleas, el odio y la maldad mientras crecía lo habían dejado con muchas inseguridades. Jungwon estaba consciente de eso. —Miau,

—Vamos, sal de debajo de ahí, bebé. Cambia y dime qué está mal. Si no puedo arreglar eso, me comeré a quien te haya ofendido.

Jungwon inclinó la cabeza ante las palabras de Sunghoon. ¿El hombre estaba loco? Si él se comía a quien fuera que estuviera equivocado, Jungwon estaba horneado. —Miau

—No puedo ayudarte si no me dices lo que está mal ―Sunghoon le dijo poniéndose sobre sus manos y rodillas y asomándose bajo la cama—. Vamos, bebé.

Jungwon retrocedió hasta golpear contra la pared. —Miau.

—Te prometo que estás a salvo. —Sunghoon dejó salir un largo suspiro—. Por favor —agregó con una lastimosa voz.

Jungwon se arrastró al borde de la cama y se asomó a ver a Sunghoon dejando salir un suave maullido.

—Si, lo prometo. Ahora, sal bebé. —Sunghoon se sentó y cruzó las piernas, extendiendo sus brazos hacia Jungwon. Jungwon quería babear al ver a su pareja sentado ahí desnudo, no había tenido oportunidad antes de revisar todo el paquete... y qué paquete.

El secreto de Jungwon -SungWon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora