»3« No pierdas tiempo.

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— Acabo de salir del aeropuerto. — Eran las cuatro de la tarde cuando Rodolfo llamó a su Coronel.

— ¿Sabes la dirección?

— La tengo. Según la información no debería estar muy lejos la universidad donde estudia. Lo interceptare allí. Rente un auto así que me movere rápido.

— Cuando lo tengas avísame. — Colgó la llamada.
Se encontraba en el cuartel frente a su cumputador buscando en todos los archivos de seguridad algún indicio de que hubieran alertado a algun departamento en México sobre la 141. Después de todo habían colaborado antes y podían sospechar.

Mientras tanto Rodolfo daba la vuelta en la esquina donde se podía ver la universidad. Estacionó un poco antes de la entrada y revisando su teléfono no deberían tardar en salir. Veinte minutos después por fin empezaron a salir algunos jóvenes, en su mayoría mujeres hasta que el chico que buscaba doblo en la entrada hacia donde estaba estacionado, perfecto.

Bajo sin afán de intimidar y se acercó al chico quien solo caminaba viendo el teléfono con sus audífonos.
Rodolfo se puso enfrente como si fueran a chocar.

— Oh, lo siento señor no lo vi. — Le dió la vuelta pero Rodolfo volvió a ponerse en frente haciendo que el chico se quite un audífono. — ¿Qué le pasa? ¿Va a robarme?

— Tengo una propuesta jovencito. — Mostró su placa. — Acompáñame. — Indicó con su cabeza al auto.

— ¿Está loco? No voy a subirme a su estúpido auto. Yo no hice nada. — Trató de correr pero Rodolfo fue más rápido y le arrebató el teléfono lo que hizo que se detuviera.

— ¡Devuelvamelo!

— Sube y te lo daré. Solo iremos a tomar un café. Hablemos como personas civilizadas.

— ¿Civilizadas? Me acaba de robar el teléfono.

— No es robo si te lo regreso. Vamos. — Volvió a indicar. El chico bufó y guardo sus auriculares en la mochila que cargaba. Siguió a Rodolfo y subió al otro lado.

— Si me hace algo mi teléfono puede rastrearse. — cerró la puerta y Rodolfo se puso en marcha.

— Ya te dije que solo quiero hablar.

— Pues hágalo de una vez, tengo clases de danza luego de la universidad. — dijo molesto tratando de no sentirse nervioso, después de todo iba con un desconocido.

— Bien. Tu eres el que intento burlar la seguridad nacional una vez ¿No es así?

— Ya pague eso, salí bajo fianza.

— No vengo a arrestarte. Quiero darte una oportunidad, tus conocimientos nos servirían para extraer una información que necesitamos. Te daremos una buena paga y no tendrás nada que ver con la policía.

El chico lo vio interesado. — ¿Cuánto?

— Podrías pagarte el resto de tus estudios. — Lo volteo a ver un instante con una sonrisa.

— No lo sé ¿Cómo estoy seguro que es verdad? Que me van a pagar y no me usarán y luego me acusaran.

— Porque firmaremos unos cuantos papeles donde legalmente tengo que pagarte por tus servicios, me demandas si no lo hago y listo. Además, esto tiene que quedar en total confidencialidad.

— Oye amigo eso de confidencialidad no me gusta del todo.

— Te vamos a pagar bien y luego nos aseguraremos de que tengas un trabajo al graduarte. Te resolveremos la vida, tu resuelve nuestro problema y todos felices ¿Eh? Nadie te va a ofrecer nada parecido.

Renegado - Alejandro Vargas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora