»9« Me niego.

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— ¡Son unos pendejos! ¿Cómo carajo se les escapó? Me fui unos instantes de la puta cárcel y se les escapa el jodido coronel. ¡Malditos inútiles! — Valeria pateó una silla de madera vieja que se desplomó al impacto.

— Los estábamos persiguiendo pero... no sabemos que pasó, de pronto simplemente desaparecieron. — Uno de sus narcos trataba de explicar la situación, temeroso.

— ¿Cómo putas van a desaparecer? ¿Eres idiota? Busquen entradas, lo que sea, ventanas, suelos, techos no me importa. Por algún lado se escaparon. Quiero una respuesta. Y la quiero ¡Ya! — Su único trato con el secretario de estado era ejecutar a Alejandro, pero quiso aprovechar para extraer a quien fuera de la 141, sus cabezas valían más que uno de sus tráficos. Inclusive podría haber conseguido algo a cambio y no solo dinero.

Le hervía la sangre a la líder del cartel pero no podía hacer nada mientras no supiera más. Se arrepentía de no haber arremetido contra Alejandro cuando tuvo la oportunidad. Se le había ido de las manos.

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— Me prometiste soldados de excelencia. — Sheperd discutía con el líder de los KorTac. Un hombre reacio, alto y fornido. Vestido con prendas militares.

— Los habían estudiado bien. No estaban armados. Pasaban los días dentro de la casa, algo iba a pasar esa noche. — Contestó seguro. Algo ofendido por el desprecio a sus soldados. — Nuestro contacto en Las Almas confirmó la identidad del Coronel Alejandro Vargas, comandante de las Fuerzas Especiales. Los ayuda.

— Conozco a ese hombre. Ayudó en la captura de Hassan. Se suponía que no tenían contacto después de la misión... Laswell era la única que tenía su contacto. Investiga desde cuándo estuvieron allí.

— Hay otra cuestión. Llevaban a dos civiles cuando salieron del lugar; un joven, no mas de 25 años y un viejo, quizá 50 años.

— Entonces investiga quienes son  y por qué están con ellos. — Estaba de mal humor. Por un instante espero que las noticias que le trajeran es que ya estaban muertos y podría dejar de esconderse.

— El viejo trabajaba en el rancho. Lo identificamos antes de ejecutar el ataque. Del otro poco sabemos.

— Entonces hagan su trabajo y denme información completa. Es crucial que todo termine lo antes posible. ¿Comprende? Tenemos un contrato, cumplalo. — Sheperd se quedó en la habitación mientras el otro salía.

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Alejandro seguía afuera. Lo habías estado observando durante algunos minutos sin entender como podía aún estar bien con ustedes después de lo que pasó. ¿En verdad había traicionado a su país por ustedes? Te habían contado sobre él, alguna vez Soap te menciono al Coronel que los ayudó, la admiración que tenía, el agradecimiento y la hermandad que les hizo sentir cuando colaboraron.

Te acercaste a paso lento aún dudando, pero lo hiciste. Llegaste hasta él.

— Coronel. — Dijiste suave, llamando su atención. El volteó al instante, no te esperaba.

— Oh, eres tú ¿Necesitas algo? — Volvió a reposar sobre el tronco del árbol. Con la mirada en las lejanias.

— No, bueno. En realidad necesito pedir disculpas. Creo que te arruinamos todo. — Te lamentaste, pero nunca bajaste la cabeza. El arrugó su frente al escucharte, pero siguió en silencio. — Tal vez como dice Soap, nunca debimos venir. Estábamos acorralados, con oportunidades nulas, en realidad no te conocía pero ellos pensaron que sería buena idea. Realmente nunca quisimos que esto pasara, el plan era llegar, conseguir la información y partir de nuevo...

Renegado - Alejandro Vargas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora