»8« KorTac

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La luz se encendió justo encima de Alejandro. Agachó su cabeza cubriendo sus ojos, los elevó poco a poco aún sin notar nada.

— Qué ironía. Ahora tú eres el interrogado. El vaquerito mayor sentado a mi merced. — se burló. La voz era en extremo reconocible. Valeria.

— ¿Qué mierda quieres? — Aún no lograba verla. El resto de la sala era un mar oscuro, la luz se limitaba solo a su cuerpo.

— Aprovechar mi oportunidad, claro. ¿Sabes lo que dan por esos amiguitos tuyos? — Se reveló por su espalda, lo rodeo a paso lento con sus manos atrás.

— Si lo que esperas es información dudo mucho que la obtengas. — Le sonrió.

— Oh no, bueno. Tal vez algunas preguntas, pero te apuesto que es cuestión de tiempo para que vengan por ti. No es necesario que me digas dónde están, seguramente ya están en camino. — También le sostuvo una sonrisa.

El coronel no desvaneció su sonrisa, aunque internamente si lo hizo. — Creo que estás muy segura de que vendrán. ¿No te parece que ya están muy lejos?

— No lo creo. ¿Sabes por qué? — Se sostuvo con ambas manos sobre la mesa. — Porque los únicos que seguramente saben de ellos son tú y Rodolfo. ¿Me equivoco? Fuimos compañeros alguna vez, no lo olvides.

Alejandro también se burló con esa sonrisa tan característica. — Si eso es verdad. La única con experiencia militar eres tú, pero el resto de tus perros son todos unos incompetentes. Con solo dos de esos soldados es suficiente para hechar abajo este lugar. — Se relajó en la silla.

— Tengo una pregunta. Cuando rescaten tu cuerpo ¿Rodolfo será el único que te llore? Honestamente no me gusta mucho la idea de crear una vacante de coronel, pero son negocios.

— Inténtalo. — Guiñó. — Hasta tu sabes que empezarían las habladurías con un asesinato tan cobarde, tan... indigno del sin nombre.

• • •

— Llegamos. Ese lugar. — Soap apuntó hacia el refugio con apariencia desgastada y abandonado.

— Que lugar tan de mierda. — Respondió Gaz caminando hasta atrás.

— Habla cuando veas lo que hay dentro. — Soap sonrió ladeando la cabeza.

— ¿Estás seguro que es este lugar? — Price llego primero inspeccionando las entradas.

— Cuidado, hay placas de presión por las puertas. Entremos por allá. — Les mostró el hueco por dónde había entrado Ghost anteriormente.

— Necesito tomar un respiro. — Carlos se dejó caer sobre unos cartones recargandose en la madera.

— ¿Estás seguro que Ghost vendrá aquí? — Gaz inspeccionó el lugar de arriba abajo.

— Ya estuvo aquí. — Price movió con su pie la mochila que Ghost cargaba. — Es la otra laptop. Ponte de pie muchacho termina tu trabajo. — Le indico con un gesto.

— Me hicieron caminar kilómetros. Lo que menos esperaría es un vaso de agua. — Respiro cansado.

— Toma un vaso y sirvete. No seas inútil. — Contesto Gaz de mala gana. Nadie podría hablarle así a su capitán.

Se quedó en el lugar un momento más antes de que lo obligaran a seguir con el trabajo. Lo sentaron frente a una mesa con los dos dispositivos. La perdida de tiempo no era algo que se permitieran frecuentemente.

Renegado - Alejandro Vargas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora