Tenían razón. El viaje duró como unas catorce horas. Las peores horas de mi vida. Lo juro. Me pasé las tres primeras horas escuchando música, hasta que me dolía la cabeza de los cascos, y después estuve leyendo un rato hasta que me empecé a marear y paré. Las tres horas siguientes, estuve hablando con Lydia, (que había guardado las alas y parecía que se las hubieran arrancado por que no quedaban ni rastro de ellas. Me explicó que eso era un truco para que no delataran, por que no era muy normal ver a alguien con alas por la calle) pero no sé por que, me sentía incomoda al hablar con ella. Me explicó casi todo lo principal que tenía que saber antes de llegar a "donde sea" (no me habían dicho el nombre). Me dijo que iba a tener distintos instructores que me enseñarían vuelo, lucha o protección, como usar las armas, canto, gimnasia (para mantenernos en forma), conocimientos básicos, conocimientos del mundo humano y alguna cosa más. También dijo que había un profesor para cada cosa, y que había una directora que mandaba. Me contó cosas sobre mi madre. Me dijo que se llamaba Alaska, que se casó con un hombre llamado Jason, pero que luego se divorciaron cuando mi madre se quedó embarazada de mí. Por lo que veo es un subnormal que no le gusta tener responsabilidades ni los niños. Le pregunté a Lydia que si tenía mi misma edad y me dijo que tenía un año más. Y que su madre, también es un ángel, y que fue el ángel de la guarda de mi madre. Como Lydia es la mía. El resto del camino, lo pasé durmiendo. Ya que estaba muy cansada.
Al llegar (a las nueve de la mañana),veo que hay un montón de chicos y chicas de mas o menos mi edad y algunos me miran. Este lugar es enorme. Es como un campamento de verano. Hay cabañas de madera y grupos de chicos sentados hablando tan normal. Hay muchísimas cabañas. Hay una grandísima que da a un río. Además, como no, tenemos un río enorme. Espero poder bañarme alguna vez.
Veo que muchos me miran y cuchichean. También llevo un ejército de siete ángeles detrás.-No te preocupes si miran -me dice Lydia al oído-. La gente suele mirarte cuando llegas, y más si eres la última en llegar.
-¿La última en llegar?
-Hemos tardado más que el resto. La mayoría llegaron ayer -me explica-. Recuerda este día para siempre (5 de Junio), por que ahora empieza tu nueva vida, y yo voy a estar en ella todo el tiempo que lo necesites.
Pasamos unos minutos en silencio mientras asimilaba todo. Había pasado todo tan rápido, que o me había parado a asimilarlo. Esta mañana era una chica normal, y de repente, conozco que soy un ángel, que mi madre biológica es una criminal, y que todo mi vida he vivido una gran mentira. No le guardo rencor a Lydia, ya que intentaba protegerme esta que estuviera preparada. Mientras estaba en mi momento de reflexión, Lydia me sacó de mi aturdimiento cuando volvió a hablar.
-Ahora tienes que ir a dejar las cosas en una de las cabañas. Allí podrás dormir un rato si estás cansada.
-Vale.- Lydia se estaba dando la vuelta cuando la agarré por el brazo y tiré de ella. Se dio la vuelta y la envolví en mis brazos dándole un gran abrazo.
-No estoy enfadada, Lydia -le dije-. No hagas como si todo hubiera cambiado entre nosotras.
-Me gusta oír eso.- No nos separamos en varios segundos, pero cuando lo hicimos, me di cuenta de que le caían unas lágrimas por la mejilla.
-No llores, enana. Que se te correrá el rimel.- Me miró secándose las lágrimas y me dedicó una gran sonrisa y yo se la devolví. Me encantaban esos momentos entre nosotras.
-Ah, por cierto; dos cosas: Tu cabaña es la número 6, y por la tarde tenéis todos la inscripción aquí en "El Campamento" con la directora la Señorita McCall. No faltes, es muy importante.
-Allí estaré. Te veo luego.
-Si, nos vemos luego. -Me di la vuelta en busca de las cabañas. El Campamento. Con que así se llamaba este lugar fantástico.
No encontraba las cabañas, así que pregunté a un chico moreno que pasaba por allí.
-Eh, perdona. ¿Me podrías decir dónde están las cabañas?
-¿Tengo cara de mapa, nena?
-Eh, no pero...
-Si, ya; eres nueva, ¿verdad? -preguntó.
-Pues si -Dije con un tono un poco grosero-. Y ahora, si me haces el favor, ¿me dices dónde están los dormitorios?
-Eres muy guapa, ¿lo sabías?-dijo cambiando de tema.
-Mira déjalo, ya que veo que no me vas a ayudar, voy a pedir ayuda a otra persona que no sea un borde.
Me di la vuelta con la intención de irme cuando me agarró del brazo y tiró de mi hacia él. Se me quedó mirando a los ojos y le dije:
-¡Suéltame! No me toques -y me marché indignada a preguntar a otra persona.
No me caía nada bien ese chico. Era un prepotente que solo le importaba el mismo, y solo había hablado una vez con él.
Me acerqué a una chica rubia que estaba hablando con un chico rubio y le pregunté.
-Perdona, ¿me podrías decir donde está la cabaña 6?
-¿Cabaña 6?¡Ahí estoy yo alojada! -me tendió la mano y yo se la estreché-. Me llamo Peyton.
-Encantada. Yo soy Becca.
-Bonito nombre. Este es mi primo Logan -el chico me tendió la mano también y se la estreché-.
-Sígueme, Becca. Te enseñaré nuestra habitación.
Mientras seguía a Peyton, me fijé mucho en ella. Era delgada y alta, y caminaba sin ningún peso alguno. Como si su cuerpo flotara en el aire. Tenía el pelo rubio como el oro y unos ojos azul-verdoso preciosos. Cada poco miraba hacia atrás y me sonreía. Entramos en la cabaña y descubrí que había otra chica también ahí. Era china (supongo), de mi altura, más o menos, morena y delgada. Era muy guapa. La verdad, todavía no había visto nadie aquí que pudieras decir que es feo. Estaba leyendo un libro, pero cuando nos miró, lo dejó el la mesa y se acercó a mí.
-Hola. Me llamo Eva.
-Encantada. Yo soy Becca.
-Pues ya estamos las tres mosqueteras -dijo Peyton con una gran sonrisa en la cara, la que tenía siempre deduje.
-¿Solo hay tres chicas por habitación? -pregunté.
-No, hay cuatro, pero ha fallado el número este año y nosotras solo somos tres -me respondió Eva.
Sonreí y empecé a dejar todo lo que había traído en mi maleta verde en los espacios que había libres en la habitación. Había una gran estantería, donde puse los libros imprescindibles que no podía dejar en casa. En mi antigua casa.
Llegó la hora de la inscripción con la directora. Fui hasta un campo en dónde nos esperaba una chica de unos veinti-muchos. Nos miraba. Iba vestida con una camisa blanca y unos pantalones y tacones negros. Era rubia con los ojos verdes. Era hermosa. Cuando llegamos todos, vi que también estaba Lydia en una fila con ángeles vestidos totalmente de blanco que no tenían sus alas extendidas. Nos ordenaron que nos pusiéramos en fila también, y así lo hicimos. Después cuando estuvimos todos colocados, llegaron unos ángeles volando del cielo.
-Esos son nuestros instructores -me susurró muy bajito Peyton al oído para que nadie pudiera oírla.
Mantuve la vista al frente y divisé como descendían. Eran majestuosos. Estaba impaciente por aprender a volar.
Luego, empezaron la ronda de las llamadas. Llamaban a un ángel guardián, y este se acercaba a nuestra fila, y acompañaba a uno de nosotros para que la directora pudiera verlo y anotar su nombre y confirmar que estaba allí. Tocó el turno de Peyton y salió con Ethan. Vaya. Ethan era su ángel guardián. También salió Eva con una chica muy parecida a ella. China supongo también. Salió el chico borde y descubrí que se llamaba Mason.
Después, salió el nombre de Lydia y se acercó a mí y me tendió la mano para que la cogiera. Fuimos cogidas de la mano hasta la directora y me miró. Me estaba poniendo muy nerviosa. Como todos los ángeles guardianes, Lydia me presentó:
-Ella es Becca Johnson. Nacida el 4 de Junio de 1998.
-Muy bien. -contestó la profesora.
Lydia me miró y se dio la vuelta para volver a la cola. Yo hice lo mismo y esperé a que todo terminara.
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Angels
Teen FictionBecca piensa que es una chica normal, una chica como otra cualquiera que puedes ver en el instituto o te la puedes cruzar por la calle, hasta que llega la tarde de su 17 cumpleaños. Ahí es cuando cambia toda su vida.