CAPÍTULO 7

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Hoy clase de vuelo.

Tengo unas ganas increíbles de ir. Nos han explicado que nos enseñarán a extender las alas y nos ayudará a volar durante unos minutos. Y así todos los días, hasta que sepamos volar sin que tenga que estar un instructor con nosotros. No me puedo creer que hoy vaya a aprender a volar.

Como todos los días, me levanto y me preparo y me encuentro con las chicas y con Logan en el campo donde entrenamos. A decir verdad, este campo me encanta. En un radio de 100 metros no hay arboles, lo que te da una gran libertadas para correr, hacer gimnasia, y para volar.

Cuando llego hay una chica de pelo castaño, ojos marrones y piel muy blanca. Nos sonríe a todos y comienza a hablar:

-Buenos días señores y señoritas. Hoy, es vuestra primera clase de vuelo, y sobre todo quiero que la disfrutéis. Yo me llamo Katherine, y como habréis podido deducir con esta presentación, seré vuestra instructora de vuelo. A veces, vendrán otros instructores para ayudarme , ya que sois muchos y no tendré suficiente tiempo, para controlaros a todos. Necesito un voluntario.

Levanto la mano, aún que no sé todavía para que, pero tengo la manía.

Katherine me mira y me acerca hacia ella.

-¿Cómo te llamas?

-Becca.

-Un nombre bonito. Ven, Becca, sígueme.

La seguí y me puse en medio del campo. Todo el mundo me miraba. En estos momentos  me siento muy avergonzada.

-Muy bien. A ver chicos -dijo medio gritando para que todos la oyeran-, ahora hay que estar muy callados. Las primeras veces, es muy difícil que salgan las alas, así que hay que estar muy cocentrados.

Inspiré y espire como unas cuantas veces, cuando Katherine se acercó y me dijo en voz muy baja que lo estaba haciendo muy bien. Que ahora tenía que imaginarme como unas alas salían de mi espalda y se desplegaban poco a poco. Que tenía que visualizarme flotando en el aire con mis alas.

Y eso hice.

Me concentre y visualicé. Poco a poco iba notando algo extraño en la espalda, no dolía, pero no deja de ser extraño. Oía como se rasgaba mi camiseta de tirantes negra y un aire en la espalda cuando las alas se extendieron. Abrí los ojos y vi primero a Katherine, delante mía sonriendo, después a toda la clase, algunos estaban alucinando, otros tenían  la boca tapada y otros ahogaban gritos. Por último, me di la vuelta, y vi mis grandes alas blancas. Las toqué y eran suaves y esponjosas.

Lo había echo, ¡LO HABÍA HECHO!

Todo esto había sido una locura, no podía creer que fuera un ángel. Pero ahora veo las alas, y estaba confusa. Una parte de mi me decía que esto no podía ser real, pero otra parte me decía que era verdad, que era un ángel y que era especial.

Me toque la camiseta por detrás. Estaba totalmente destrozada. Estaba rasgada a no poder mas. Solo la sujetaba una fina línea por debajo de las alas. Nota mental: ponerse una camiseta con la espalda al aire cuando tenga clase de vuelo.

Cuando volví a mirar a Katherine, también había sacado sus alas y me estaba cogiendo de las manos.

-Ahora tranquila Becca, notaras un aleteo, ya que vamos a ir ascendiendo.

Pegó un pequeño salto, que casi no se notó, y empezó a volar.

Al principio pensaba que me iba a arrastrar, cuando me di cuenta de que al levantarme, mis alas habían empezado a agitarse. No era un movimiento brusco, era un movimiento grácil y bonito.

Kathererine fue descendiendo y yo también.

Sin que me dijera nada, me imaginé mis alas volviendo a mi espalda, y así lo hicieron. Las alas que habían estado ahí hace dos segundos, ya no estaban. Era como si hubieran desaparecido.

El resto de la clase la pasamos igual. Todos sacaban sus alas, volaban durante un minuto, y volvían a la normalidad.

Esta ha sido de las mejores experiencias de mi vida

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