CAPÍTULO 4

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Me levanté y fui a desayunar al comedor principal. Seguía sin poder creerme que todo esto me estuviera pasando a mí.

De camino me crucé con Lydia. Me acompañó, pero estuvimos calladas todo el rato. No le guardaba rencor, como le dije, pero en el fondo sentía que me había traicionado, que me había mentido. Las dos habíamos levantado un muro entre nosotras. Ya no era lo mismo. No podíamos hablar como antes. Todo era muy complicado ahora.

Después de desayunar, tenía clase de "conocimiento sobre ángeles".

Cuando llegué a clase,había un chico de unos 23 años sentado en una silla revisando unos folios. Cuando entramos todos, nos sentamos y el se levantó para que le pudiéramos ver mejor.

-Hola chicos. Yo soy Harry y seré vuestro profesor de "conocimiento sobre ángeles" lo que queda de vuestra formación. En esta clase no se hacen exámenes -gracias a Dios -pensé- se me da fatal estudiar y me pongo muy nerviosa con los exámenes-. Pero si tendréis que atender, ya que todo lo que os cuente en la clase os servirá para saber más sobre nosotros y de donde provenís. Si tenéis alguna duda, preguntarla no pasará nada.

-¿Y si tenemos que ir al baño? -preguntó Mason haciéndose el gracioso

-Pues te jodes y te aguantas, así de claro. Además -dijo mirando fijamente a Mason-, no me gustan los payasos y a los listillos. Si sois alguno de ellos, estaros calladitos y preguntar lo mínimo y necesario.

-¿Y si es necesario ir al baño? -volvió a preguntar Mason. Este chico es insufrible.

-¿Como te llamas?

-Mason

-Pues Mason, abandone mi clase ahora mismo -dijo señalando la puerta con el dedo.

Todos nos quedamos callados posando. Yes tras miradas en Mason y el profesor. Mason se levantó y salió de la clase dando un portazo.

-Y eso pasara con los demás payasos que vienen a mi clase a divertirse. Si alguno no va a atender, ya sabe por donde está la salida.

Nadie volvió a hablar en todo lo que quedó de clase.

Harry nos estuvo explicando como ha ido evolucionando nuestra especie. Nos contó que no se sabe nuestra procedencia, pero si sabe que existimos desde que la Tierra se creó. Siempre se relaciona a los ángeles con Dios, pero eso no tiene porque, ya que no se sabe si Dios realmente existe. Y de todos modos, los ángeles existimos para ayudar a los humanos. También nos contó que los vampiros, hombres lobo, hadas... Son todo mitos.

Mientras iba de camino al río para sentarme en una tumbona a leer, me choqué contra alguien.

-Tío, podrías mirar... -levanté la mirada y vi que me había chocado con Erhan- Eh, ah hola Ethan -¿Eh, ah hola?¿Enserio Becca? Que no eres tartamuda por Dios. Relájate y no la cagues-.

-Hola Becca -dijo con un gran sonrisa enseñando sus dientes perfectos-. Siento haberme chocado, es que no te he visto.

-No pasa nada. También ha sido culpa mía.

-Entonces, ¿estas bien?

-Perfectamente. Gracias por preocuparte.

-Soy un ángel de la guarda, ese es mi trabajo.

No había dejado de sonreír y me estaba muriendo por dentro de lo guapo que está cuando sonríe. De repente, pasó una ráfaga de viento y tuve un escalofrío. Se quitó la sudadero granate que llevaba y me la pasó por los hombros. Le miré confundida y me contestó:
-No quiero que pases frío y te pongas mala.

Sonreí y volvió a hablar.

-¿Quieres venir conmigo a dar un paseo, o tenias cosas que hacer?

-Un paseo estará perfecto. ¿ A dónde vamos?

-¿Te gustaría un paseo por la orilla del río?

-Perfecto.

Estuvimos casi toda la tarde hablando y dando un paseo. Cuando llegamos de vuelta a mi cabaña, me dijo que me quedara la sudadera, que mañana se la devolviera. Hoy no había sido un día tan malo. Al entrar en la cabaña tenía una sonrisa tonta en la cara y cuando Peyton y Eva me preguntaron, la quité de inmediato. Prefería no decirles que me gustaba un poco Ethan, ya que es el ángel guardián de Peyton y sería un poco incómodo.

La una de la mañana y todavía no me había dormido. Mañana era sábado, así que no tendríamos clases.

Normalmente en casa, encendía la luz y me ponía a leer, pero ahora que dormía con compañeras, y estaban dormidas, decidí por levantarme e ir a leer a una tumbona en el río, ya que mi paseo con Ethan me lo había impedido. Cogí mi libro, una linterna y la sudadera de Ethan que todavía olía a él. Era como una mezcla entre vainilla y canela.

Estaba leyendo cuando oí un ruido. Me apuntaron con una linterna y yo hice lo mismo. Cuando puede ver bien quien era, me relajé.

-Hola Logan. Me has asustado.

-Lo siento. Pensaba que no había nadie aquí a estas horas leyendo.

-Pues pensaste mal. Estoy yo -dije y vi como agachaba la cabeza para reírse y luego se mordió el labio-.

-¿Y, se puede saber que lees?

-Insurgente.

-Me lo terminé hace dos semanas.

-¿Te lo has leído? -pregunté ingenua.

-Sí. Está muy bien.

-No me hagas spolier eh. Que si no te mato.

-No, no. Di no a los spoilers -dijo alzando un puño. Le imité y nos empezamos a reír.

-Becca, ¿quieres que te enseñe una cosa?

-Eh... Pues depende de lo que sea.

-Te va a gustar, lo prometo -dijo cogiéndome de la mano y levantándome de la tumbona.

Le seguí por el bosque hasta que llegamos delante de una caseta enorme. Le miré y abrió la puerta para que pudiéramos entrar. Cuando mi vista se acostumbró a el cambio de luz, pude ver que era una biblioteca enorme. La mas grande que nadie puede imaginar. Había desde los libros más viejos hasta ,os más recientes.

-Tienen casi todos los libros. Cada fin de semana, un instructor va a la ciudad y si le das una lista con libros, te los compra. También hay un registro en donde sale el título, la última persona que lo leyó y en el lugar donde está colocado para que te sea más fácil encontrarlo. Si traes un libro propio, también tienes que apuntarlo y si te llevas un también.

-Esto es impresionante. Cada vez que venga me cogeré unos diez libros.

-Yo una vez me cogí seis.

-Una cosa Logan, ¿podemos estar aquí a estas horas? Es que ya son las dos de la noche.

-No lo sé, por eso no vamos a encender la luz.

Nos miramos y sonreímos. Es muy fácil hablar con Logan y estoy muy cómoda con él.

Me acompañó hasta mi cabaña y me dio un beso en la mejilla para despedirse. Entré y me acosté. No sé cuando me quedé dormida, pero en algún momento de la noche, empecé a flotar en un sueño.

AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora