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—¿Que sucedió?... ¡Gavi!

—También quieren hablar contigo —estaba pálido, su mirada perdida y el rostro sin ninguna expresión.

—¡¿Que te han dicho?! —Fermin miraba intrigado a su amigo que seguía sin reaccionar. —¡Pablo!

—Buena suerte —dijo antes de mirar al mayor con los ojos llenos de miedo; ojalá su amigo no reciba la misma noticia que el.

El aire le faltaba, sentía que las paredes se cerraban con cada paso que daba, tenía que salir de ahí lo más rápido posible; por primera vez en todo el tiempo que llevaba en el club, no quería saber nada de él.

Había muchas cosas que no lograba entender del fútbol, del mister, de los directivos, de los jugadores y de la afición; ¿que había hecho mal? ¿por qué de repente habían cambiando de opinión sobre el? Desearía saberlo.

En lo que resto del día no mejoró su estado de ánimo, estaba muy triste, casi creía que ya tenía depresión nivel dios y es que era una jodida mierda lo que acababa de suceder, todo iba bien, todo estaba bien, a excepción de cierta persona, pero de ahí en fuera todo estaba perfecto y ahora se había jodido todo.

Y su ánimo tampoco cambio cuando su compañero llegó a su habitación, el llevaba la misma cara de decepción que el cuando salió de la oficina del presi, seguro que también le han dado una mala noticia.

—¿Que te han dicho? —pregunto Gavi desde su cama hundiendo su rostro en la almohada; no quería verle, consolarle sería difícil si el estaba igual o peor que el.

—Supongo que lo mismo que a ti —efectivamente, la voz rota de Fermín lo comprobaba.

—Tranquilo... estamos juntos

—Siempre —como siempre a sido desde pequeños, siempre ellos dos solos contra el mundo...

Pero ni siquiera escuchar eso pudo animarlos un poco, la tristeza y decepción seguía consumiéndolos. Así se les fueron varias dias, Gavi tratando de no pensar en eso, haciendo de todo para mantener su cabeza ocupada y que no estuviera atormentándolo a cada rato, probó de todo, desde jugar mini partidos con los canteranos mas pequeños hasta pasar todo un día en el gimnasio.

Pero nada de eso funcionó, siempre volvía a lo  mismo, su mente viajaba a esa escena cuando escuchaba esas horribles palabras salir de la boca de Bartomeu, lo atormentaba cada que podía y no le gustaba nada.

Lo peor es que su tristeza también estaba arrastrando a su amigo, ambos trataban de darse ánimos, todo en vano por que no servía de nada, ninguno parecía capaz de escuchar al otro y seguir sus propios consejos.

—¡Fua! Que dolor de ojos eh, ¡levántense chavales! ¡se van pudrir en esas camas!

—Cállate y lárgate

—Tu siempre tan chulo Gavi —Balde acababa de interrumpir su momento de depresión quitándole las sábanas de un jalón.

—¡Ah! ¡¿Que quieres?! —esta vez Fermin sufría las travesuras de Alejandro.

—Nada, que nos tienen preocupados porque no se dejan ver ni los pelos eh —cierto, no habían salido si quiera para comer, sus ánimos estaban por los suelos que ni siquiera la cosa más mínima y necesaria podían hacer.

—Pues ya nos viste, ahora lárgate

—Ya, no me interesa, hoy se levantan, se ponen guapos y los espero al rato porque al fin alguien se digno a hacer fiesta —salió de la habitación antes de que alguno de los jóvenes pudiera replicar algo. —Ah y por favor ¡LIMPIEN! apesta o apestan horrible —volvió a correr hacia el pasillo donde volvió a gritar: —¡ESTOY SEGURO QUE ES LO ÚLTIMO!

Always hate me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora