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—¿Y mañana? ¿tampoco?

"No, lo siento mucho hijo, otra día será".

Entiendo, cuídense —unas gotas de agua resbalaban por sus mejillas; hacía ya un tiempo que no veía a su familia que pensó que esta vez si irían a visitarlo.

—¿Hola?... ¿Pedro? ¿Estás ahí? ¡Ábreme!

—Voy —Gavi estaba justo enfrente de el, llevaba la ropa de entreno y venía chorreando sudor. —Hola

—No sabes, el entrenador se volvió loco, se está desquitando con nosotros, o sea, si tenemos un poco la culpa pero no es para tanto, ya ganaremos el otro partido, siempre ganamos por uno que perdamos no pasara na- ¿estas bien?

—Si, ¿por qué?

—¿Seguro? Tienes los ojos llorosos... Pedri —y con eso fue suficiente para que el canario saltara a los brazos de Pablo derramando lágrimas en su hombro, aferrándose a su cuerpo sin querer despegarse. —¿Qué pasó?

—No vendrán, ellos no vendrán Pablo... y mañana es mi cumpleaños —no sabía que era lo que le dolía más, que su familia no viniera a verle en su cumpleaños número 18 o el hecho de que era su mi primer cumpleaños solo, lo más seguro es que ambas.

—Lo siento —siguió abrazándole y consolándole hasta que Pedri por fin pudo recuperar la compostura. No era la primera vez que lo veía llorar, el mismo le había provocado el llanto anteriormente, solo que esta vez verdaderamente sentía lástima por el. —Sabes que no hace falta que estén para pasártela bien ¿verdad? Podemos hacer algo

—¿Que dices?

—Ya lo verás, ahora a dormir —Gavi "inconscientemente" se acosto en la cama del canario dejando un espacio para el.

—Son las ocho Pablo y además esa es mi cama

—Ya, pero hace frío

—Vale... esta bien —Pedri termino por acostarse junto a él.

No va mentir, la primera vez que durmió con el amaneció de maravilla, había descansado mejor que nunca, simplemente la mejor siesta de su vida. Y es que, desde la primera vez que durmieron "accidentalmente" juntos a Pedri le era muy difícil no pensar en repetirlo, por eso aprovechaba cuando Gavi llegaba exhausto del entrenamiento y se tumbaba en la primera cama que encontraba, que era la de el; Pablo siempre dejaba un espacio como si supiese lo que el canario quería, y bueno el tomaba su oportunidad, ademas nunca se negaba, al contrario, el sevillano siempre le invitaba a dormir con la mirada.

Había algo en el menor que no lograba saber que era pero le transmitía mucha paz, se sentía bastante tranquilo y seguro estando a su lado, por eso siempre buscaba la manera de pasar el mayor tiempo posible con el; luego estaba el hecho de que le había agarrado muchísima confianza, quizá por eso al momento de escuchar su nombre salir de sus labios saltó a sus brazos a terminar de romperse.

Pero ese tema lo termino olvidando en cuanto fue rodeado por los brazos de Gavi, y como era tan débil a su afecto físico no tardo nada en quedarse profundamente dormido.

....

Los rayos del sol se colaban por la ventana acariciando el rostro de Pedri. Los vidrios estaban empañados por el frío afuera y dentro de la habitación, por eso no podía levantarse, estaba tan cómodo y calientito en su cama que de verdad estaba pensando en perderse el desayuno para seguir descansando, ademas seguía tan dormido que no se percató que a su lado la cama estaba vacía.

—¿Pablo? —dijo cuando por fin logró enfocar la vista. —¿Gavi? —busco en el cuarto y en el baño, pero no había ningún rastro de el.

Always hate me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora