14

1.4K 101 134
                                    

—¡Déjeme entrar! necesito verle

—Lo siento, solo familia

—Soy la hermana eh, ¡déjeme pasar!

Pedri miraba todo desde una camilla mientras un fisio le vendaba la pierna derecha que le ardía por el alcohol sobre el corte, con la otra pierna pues... no había mucho que hacer.

A través del vidrio veía a Leia que estaba ahí peleando con sabra dios quien porque no le dejaban pasar donde el. —Ya le he dicho que soy familia

—¡Pasa hermana! —dijo al ver que ni con eso el señor desconocido la dejaba pasar. —¡Leia, pasa!

—Que hijo de puta, ¿que se cree?

Pedri rio ante sus palabras, pero no dijo nada, estaba esperando a que los fisios salieran de ahí para hablar con confianza. —¿Donde está Pablo? —dijo cuando por fin les dejaron solos.

—Se han tenido que ir, Fermin no estaba bien y-

—Ya, vale

—¿Qué ha pasado? ¿te han dicho algo ya?

—Pues... me lesione, aquí solo me he cortado y con la izquierda... bueno, me olvidó de lo que resta de temporada —había entrado a ese pequeño cuarto con la esperanza de que solo fuera un simple golpe, una sobrecarga, cualquier cosa que no implicara no jugar por más de una semana, pero no, desgraciadamente tuvo que escuchar esas palabras "no jugaras más, te perderás el resto de la temporada...", ahí fue cuando sintió que volvía a caer.

Lo siento... joder, de verdad lo siento —Leia se acercó y lo rodeó con los brazos, con eso fue suficiente para que Pedri se permitiese derramar sus lágrimas sobre sus hombros, estaba jodido.

—Ya esta... todo pasa por algo no —trataba de restarle importancia, pero la verdad es que no podía, le dolía que su primera temporada en el Barça terminara así, meses antes de que acabara oficialmente.

—Si... ¿quieres que te lleve? —preguntó mientras tomaba ambas manos del canario y las acariciaba tratando de consolarle.

—Si serías tan amable, por favor

Leia lo llevo a la masia y lo acompaño hasta a su habitación que estaba vacía, no había rastro de Gavi por ningún lado, tampoco de Fermin. Le ayudo a recoger un poco el desordenado cuarto y preparo los medicamentos para dejarlos en la mesita al lado de su cama. —¿Necesitas algo más? ¿quieres que te traiga de cenar? ¿te ayudo con la pomada? ¿que hago?

—Nada, gracias, estoy bien, puedo yo solo

—¿Seguro? —Pedri asintió. —Bueno, cualquier cosa puedes llamarme, y si no, pues espero que ya esté Gavi, pero de verdad háblame, yo estoy dispuesta a ayudarte

—Muchas gracias Leia, pero yo puedo, además, seguro que Pablo no tarda

—Vale, buenas noches, que descanses

—Tu también —la chica se marchó con duda dejando a un Pedro tumbado en su cama pensando en lo tonto que se sentía que lo tratara como un inválido; el está bien, puede hacer lo que sea excepto jugar fútbol.

Era una mierda, le quitaron lo único que sabe hacer bien: el futbol; justo cuando había salido de ese pozo, cuando parecía ser más bueno que nunca cortaron su racha y sabe que después de una lesión es difícil recuperarla.

Ahora no quería seguir pensando en eso, quería dormir y no despertar, o despertar y que su pierna se haya curado mágicamente, pero las lagrimas ya se resbalaban de nuevo por sus mejillas. ¿Sus padres lo sabrían ya? ¿su hermano? ¿donde está Gavi...? Lo único que quiere es que lo abracen y le digan que todo estará bien, que no pasa nada y que volverá con su mejor versión, pero no hay nadie a su lado, esta solo.

Always hate me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora