VI

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Oleada de emociones recorrían sus venas cuando anotaba los nombres de los criminales en la Death Note, siendo observado por L, su enemigo.

Era tan excitante sentirlo tan cerca y tan lejos, se llenaba de adrenalina, de un sentimiento desconocido, quería conocer bien cómo era.

Los exámenes de admisión ya habían terminado y había salido sobresaliente otra vez, estaba listo para ir a la universidad que siempre quiso y convertirse en abogado.

Ya habían pasado dos semanas desde que habían instalado las cámaras y la rutina era siempre la misma. Llegar, estudiar un rato mientras anotaba en la libreta y dormir.

Sus padres y hermana normalmente casi nunca se encontraban en la tarde, siempre tenía la casa sola para él.

En la escuela se juntaba mucho con Kiyomi Takada, ambos tenían ideales iguales sobre la justicia, ella era una omega muy linda, de ojos azules, cuerpo curvilíneo y cabello negro corto.

Ella quería ser reportera, era muy inteligente, fue el tercer promedio más alto en el salón.

Se conocieron un poco más a fondo estudiando juntos en la biblioteca y comiendo en los almuerzos. Siempre podía notar la mirada de L encima de ellos dos, no entendía por qué lo hacía, ellos también estudiaban juntos de vez en cuando y comían en los recesos.

Aunque ya nada era igual para ambos.

Como ya no tenía que investigar con él, podría normalizar su vida con ella, parecer aún más (un ya prácticamente) universitario normal, que era un estudiante sobresaliente y tenía su pareja destinada.

Sin duda él haría a su familia muy feliz.

Y ahí, se le ocurrió una idea.

Tomó rápidamente su teléfono y le escribió.

< Hola, Takada.

> Light-kun ¡dime!

< Estaba pensando y quería saber su te gustaría venir a mi casa esta tarde.

> Claro, estaré ahí a las 7.

Light se preparó, del cajón de su habitación sacó un paquete y lo dejó encima de la mesa de noche.

No pudieron divisar a través de las cámaras que era, así que ampliaron la imagen y lo vieron.

Era un paquete de preservativos.

El padre de Light se asombró.

—Mi hijo nunca me contó que tenía a alguien, tampoco que quería iniciar su vida sexual.

—¿Usted habla normalmente con su hijo de esos temas?

—Prácticamente ya ni siquiera hablo con él de nada, solo llego a dormir.

—Comprendo.

Después de unos 10 minutos, el timbre sonó y Light bajó, abriendo la puerta.

—Hola, Light.

—Hola, Takada.

Se abrazaron.

DEATH NOTE | OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora