Osamu Dazai estaba bastante orgulloso de su inteligencia, mayor que la de otros chicos de dieciséis años y que le era de bastante utilidad para su trabajo como ejecutivo en la mafia. Sin embargo, su edad también era una carta que le jugaba en contra, y es que no podía dejar de lado sus ridículos sentimientos que lo llevaban a hacer cosas vergonzosas, dignas de la etapa por la que estaba pasando.
Y es que era plenamente consciente de que buscaba cualquier excusa para poder mirar a su compañero y -tanto para su sorpresa como para su desgracia- primer amor, Chuya Nakahara.
Era increíblemente vergonzoso, razón por la que había pasado incontables meses negando para sí mismo que lo que sentía por el pelirrojo era más que una típica rivalidad de adolescentes. La etapa de negación fue de las cosas más difíciles por las que había tenido que atravesar en su corta vida: la única compañía que tenía de su edad en la mafia y a la que, en un remoto caso de extrema urgencia podría acudir en caso de necesitar un consejo, era también la persona que le quitaba el sueño, por lo que tuvo que lidiar con sus vacilaciones en completa soledad. De verdad, su vida era un chiste.
Le llevó mucho tiempo, probablemente más de lo que le llevaría a un adolescente normal poder llegar a una conclusión respecto a sus sentimientos. Sin embargo, una vez que se dio cuenta que no era normal la cantidad de veces que pensaba en su compañero, la inusual alegría en su cuerpo cada vez sabía que lo vería -aunque fuera simplemente por motivos laborales- y la admiración con la que sabía miraba las delicadas facciones de Chuya (mismas que consideraba preciosas, aunque moriría antes de poder admitirlo en voz alta), no hubo vuelta atrás. Puede que fuera inexperto en el tema, pero sabía que probablemente lo suyo no era simplemente amor, sino que podía incluso catalogarse como obsesión.
Porque, ¿Qué otra explicación podría darle a todos los escenarios que creaba en su mente que lo involucraban a él y a Chuya? Su único consuelo es que, como era su primer amor, por eso lo sentía con tanta intensidad. No en vano existía una idea tan mítica alrededor de este, asegurando que ese primer amor era en realidad el único que una persona podía experimentar o, al menos, el que dejaba la marca más grande. Dazai sentía ganas de vomitar ante esas ideas. Tenía cosas más importantes en las que pensar, y ahí estaba, sintiendo acelerar su estúpido corazón ante el simple pensamiento de ver un par de ojos azules.
Dazai dejó escapar lentamente su suspiro, manteniendo el silencio en su escondite, tratando de no delatar su posición con sus gestos de persona enamorada. Hasta hace unos meses, le bastaba con los escenarios ficticios que creaba en su mente, pero ahora sentía que no podía vivir sin ver a Chuya todos los días. Y, para su desgracia, no los enviaban a misiones juntos diariamente. ¿De qué le servía su jerarquía en la mafia, entonces?
Una vez más, se encontraba a sí mismo apretando la pared debajo de sus dedos, intentando calmar su ansia. Sabía que nadie lo encontraría, pero aun así era incapaz de borrar el nerviosismo presente en su estómago, temiendo que alguien lo viera. Se recordó que conocía el horario de todas las personas que podrían pasar por ahí en ese momento y las cinco excusas diferentes que había planeado dar en caso de que alguien se atreviera a cuestionarlo, pero ni todas esas medidas eran capaces de darle paz en su interior.
La sensación en su estómago empeoró cuando vio la puerta abrirse frente a él. Se hizo un poco más hacia atrás y se encogió ligeramente, tratando de que la pared frente a él lo ocultara de la mejor manera posible, pero sin bloquearle la vista. Y es que después de Kouyou vio salir al pequeño joven que era la causa de todas sus vergonzosas acciones.
Justo como lo había previsto, Chuya y Kouyou caminaron por el pasillo en dirección contraria a la que él estaba, de manera que no se fueran a encontrar. Dicha acción le provocaba sentimientos encontrados a Dazai: por un lado, se alegraba que Chuya no lo captara en sus vergonzosos planes para ser capaz de poder siquiera mirarlo a lo largo del día, pero por el otro también anhelaba más.
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Excuse. (Soukoku)
FanfictionDonde Dazai busca excusas para coquetear con Chuya. ✔ Completada.