Advertencia de contenido: el capítulo contiene menciones a la autolesión. Se recomienda la discreción del lector/a.
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Osamu Dazai estaba agotado. No había manera de que su cuerpo estuviera hecho para trabajar, pensó, mientras Chuya terminaba de dejar inconscientes a los pocos enemigos que quedaban. Él ya había terminado su parte del trabajo, que consistía en obtener la información sobre la organización enemiga que había solicitado Mori, y ahora esperaba que su compañero y primer amor, Chuya Nakahara, terminara de darle una paliza a los chicos malos para que ambos pudieran escapar con tranquilidad.
En realidad, podrían haber escapado sigilosamente hacía un rato, pero Dazai estaba demasiado cansado como para poner más esfuerzo del necesario, especialmente si podía aprovecharse de que su compañero era estúpidamente fuerte y podía acabar con cualquiera en cuestión de minutos.
Aunque sabía que no era anatómicamente posible, sintió que su corazón se derritió cuando Chuya accedió a su petición de encontrar una manera en la que pudieran acabar con toda la organización para regresar a la mafia tranquilamente. Probablemente dijo que sí ya que sabía que Dazai estaba por encima de él en la jerarquía organizacional y debía llevarlo de regreso porque era su deber, pero le gustaba más pensar que era porque los últimos días había trabajado mucho y Chuya quería darle una recompensa por su arduo esfuerzo.
—¿Te estás quedando dormido? —Escuchó que le gritaba Chuya, y abrió los ojos que nunca se dio cuenta en qué momento cerró. Miró hacia abajo, pues había escalado un bajo techo que encontró y le permitía estar sobre el campo de batalla para observarlo ampliamente, además de estar a salvo y poder descansar—. No olvides que la misión no ha terminado.
—Para mí sí —Se quejó Dazai, recargándose sobre uno de sus brazos, en una posición que parecía cercana a acostarse, pero sin terminar de hacerlo. No le importaba mucho la comodidad a la hora de dormir, pero esta vez se colocó en una posición incómoda adrede. No quería dormir, quería seguir viendo a Chuya.
—¿Por culpa de quién crees que estoy haciendo esto? —Se quejó Chuya, mientras golpeaba a alguien. Dazai sonrió y miró embelesado a su compañero, para quien era tan fácil pelear que podía hacerlo mientras discutía con él sobre un favor que le hizo. Con esas cosas, ¿Cómo no iba a creer que era especial de alguna manera? — Al menos cuídame las espaldas.
—Tranquilo. Nunca dejaría que te hagan daño —Dijo Dazai, y se extrañó a sí mismo por la sinceridad con la que salieron sus palabras. De verdad, estaba profundamente enamorado y no había vuelta atrás. Sólo quedaba esperar que el otro no hubiera notado nada.
—Me serías de más utilidad si ayudaras —Se quejó Chuya, terminando de dejar inconsciente a la última persona que quedaba en pie. Dazai se levantó y comprobó los alrededores, haciéndole una seña con la mano para dejarle saber que efectivamente ya no quedaba nadie alrededor suyo. Se bajó del lugar donde estaba, dispuesto a regresar a casa, mientras Chuya movía las articulaciones de los hombros—. Estoy agotado.
—¿Quieres que te dé un masaje? —Ofreció juguetonamente Dazai, alegrándose internamente cuando Chuya se negó con tanta vehemencia. Aunque fue su sugerencia, no tenía la menor idea de qué haría en caso de que aceptara. Seguramente moriría (literalmente) de vergüenza.
—Probablemente necesites más tú el masaje. Estás demasiado tieso al momento de pelear —Lo molestó su compañero, y tuvo que esforzarse por mantener un rostro de indiferencia ante el comentario. Para su desgracia, se imaginó que sería Chuya quien le daría el masaje para ayudar a relajar sus músculos, y una vez más agradeció su dificultad para sonrojarse que le ayudó a mantener el rostro impasible, sin revelar nada sobre sus verdaderos sentimientos. De todas formas, no se atrevió a intentar siquiera a hacer una expresión, en caso de que su cara lo traicionara.
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Excuse. (Soukoku)
FanfictionDonde Dazai busca excusas para coquetear con Chuya. ✔ Completada.