Buscando pasar el tiempo juntos.

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Osamu Dazai miraba aburrido por la ventana, en dirección al amplio cielo que se cernía sobre él, sin ninguna nube en la que pudiera centrar su atención buscando formas que sabía que en realidad no estaban ahí. Su aburrimiento crecía cada vez más: el azul del cielo ni siquiera servía para recordarle los ojos azules de los que estaba perdidamente enamorado.

—¿Estás escuchando, Dazai? —Preguntó Mori, deteniendo los aburridos detalles del reporte mensual que le daba sobre las actividades de la mafia. El joven lo miró sin ninguna expresión en su rostro, asintiendo lentamente. No sabía por qué insistía tanto en entrenarlo en esos temas cuando sabía mejor que nadie lo poco que le interesaba la organización y que tomaría la primera oportunidad que fuera lo suficientemente buena para traicionarlo.

—Todo va bien, ¿Por qué nos molestamos en hacer esto cada mes? —Se quejó Dazai, balanceándose en su silla y colgando su cabeza hacia atrás. No lo estaba viendo, pero sabía que probablemente Mori lo observaba con diversión. Era un tipo extraño, y probablemente esa era la razón por la que le caía tan bien Dazai.

—Es necesario para la organización —Aclaró Kouyou, que también se encontraba presente en la pequeña reunión, en lugar de Hirotsu que había salido a hacer algo que Mori le habría encargado. No le importaba lo suficiente como para pedir detalles. En realidad bastaría con la presencia de Dazai en las reuniones, siendo que el médico consideraba al joven como su mano derecha y prospecto de sucesor, pero le gustaba sentirse escuchado y contar con otro punto de vista, razón por la que siempre invitaba a otra persona a sus reuniones mensuales.

Dazai soltó un quejido y Mori continuó dando su aburrido reporte, aunque ahora el joven también sentía una mirada de reproche sobre él. ¿Cómo Chuya era capaz de soportarla? Mori no era bueno, pero tampoco podía imaginarse bajo el cargo de Kouyou, teniéndola como la persona con la responsabilidad de criarlo. De repente sentía la necesidad de hacerle saber a Chuya que podría acudir a él en caso de necesitar un respiro de semejante presión, pero se arrepintió casi de inmediato. Pronunciar esas palabras de consuelo probablemente le harían sospechar al pelirrojo algo sobre sus sentimientos.

Dazai cerró los ojos en medio del informe de Mori, fingiendo dormir. En realidad sólo lo hacía para molestar aún más a la pelirroja, y aunque no podía verla, estaba seguro de que su truco había funcionado. Sintió ganas de sonreír, divertido, pero rápidamente suprimió esa chispa de infantilidad en su interior. No le gustaba mostrar esa parte de él, así como tampoco le gustaba que Mori viera que todavía guardaba algo de luz en su interior.

—Finalmente... —Pronunció Mori, y el joven sintió el descanso llegar a su alma. Esa palabra era la que siempre pronunciaba cuando la junta mensual terminaba, dando paso a su libertad para poder perder su tiempo en cosas que al menos le parecieran divertidas— ¿Podrías entregarle a Chuya los documentos e informarle lo concerniente al negocio de las joyas?

Dazai se detuvo en seco al escuchar el nombre del chico que le robaba incontables noches de sueño, aunque se arrepintió de inmediato de haberlo hecho. Podía sentir las miradas sospechosas de Mori y Kouyou sobre él ante su reacción tan particular. Rápidamente, Dazai pensó en una manera de retirar la atención de encima suyo, aunque probablemente ninguno de los dos adultos frente a él podría adivinar la verdadera razón por la que se había congelado con tanta rapidez.

—Yo lo haré —Se ofreció inmediatamente Dazai, recibiendo una mirada aún más sospechosa tanto por parte de Kouyou como de Mori. En momentos como ese, agradecía la capacidad que tenía su cuerpo de esconder cualquier tipo de emoción, ya que de caso contrario probablemente su rostro estaría de color rojo ante lo inmediato que había reaccionado con tan solo escuchar el nombre del chico que le gusta—. Es decir, yo no tengo nada mejor que hacer. Además, Chuya no puede negarse a nada de lo que yo diga.

Excuse. (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora