La Historia de Los Ángeles

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El Ángel de Las Almas

Por Mary G.B

Historia de Los Ángeles

Cuidadosamente dejo el libro en la mesa, un libro de color plateado y en su portada las huellas de una mano junto con unas palabras escritas. El joven chico de tez pálida cruzo su vista con aquellos ojos grises, esto iba tomar más tiempo de lo que habían acordado. Un mes para saber de su madre, un mes no era nada.

-Estamos a dos semanas que termine el mes, Amy- hablo el chico de brazos cruzados.- Supongo que no puedo darte ninguna excusas ya que como siempre serás una caprichosa.

Se quedó callada. En ese mismo momento ya estaba acostumbrada a oír esos comentarios, dio unos pequeños pasos hacia la mesa para tomar el libro plateado.- Exacto.

-Ya sabes, los tipos de especies que hay aunque aún nos falta por conocer a algunos más a fondo- el chico sin embargo camino hacia la ventana.- Solo quiero que conozcas los más importantes.

-Cuáles son?- pregunto secamente.

-espíritus, demonios, ángeles y dioses- dijo mirando el atardecer. Toco suavemente el vidrio de la ventana, estaba fría sin duda el clima cambiaba a una más a su tipo de gusto. El frio.

-Ya pasamos lo más fácil.- dijo volteándola a ver.- ahora, el destino  nos guiara a algo que los dos desconocemos.

-Por fin sabré de mi madre…-su voz sonó emocionada pero a la vez nostálgica.

Alguien toco la puerta con delicadeza para después entrar a la habitación del joven Klein. Era Stephan quien como siempre tenía su traje viejo oscuro y una cara de amargado.

-Es que nunca sonríes?- pregunto divertida Amy.

-Niña, aunque se cayera de las gradas no me daría risa y eso que es usted de quien hablamos, una niña- Stephan miro a Klein y este rio en bajo.

-Vaya, Vaya al menos tienes humor- dijo la rubia frunciendo el ceño.- y tu déjate de reír!

Klein le sonrió de lado.- Vamos, sería demasiado gracioso verte caer de las gradas.- y enseguida el chico empezó a reírse cosa que le agrado a Stephan, oír su risa nuevamente le hacía estar tranquilo.

-Bueno, Han llegado todos?- pregunto el chico después de reírse, el viejo mayordomo asintió.- Hoy será una noche agitada.

Mirando como llegaban sus demás compañeros, un hermoso joven ya adulto con cabellera plateada agarrada en una cola, su cara era fina y ovalada y sus bellos ojos celeste. Tenía un pequeño lunar negro en forma de estrella debajo de su ojo izquierdo.

-Cyril, buen amigo!- grito un hombre algo grande, con flechas en la espalda y unos jeans oscuros junto con una camiseta verde.- Que bueno verte, siempre tan serio verdad?- empezaba a reírse- Acabo de encontrarme con Cesar pero mira que viene algo tomado y de mal humor!!

Lo miro con desprecio y siguió vigilando la entrada donde estaba el arco de los ángeles.

-Vamos, no seas tan orgulloso!- siguió hablando Martín.- Siempre estás viendo el arco para poder acabar tus deberes.

-Es lo único que me interesa- dijo Cyril.- no tengo tiempo para estar con amigos.

Enseguida llegaron los ángeles Luz junto con Cesar.

-Martin! Te dije que me esperaras, estúpido grandote- dijo Cesar algo mareado.- Casi me descubren los humanos si no fuera por los de la Luz estaría ahora mismo con los Supremos!!

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