El regalo de Shinichiro (Mitake/Maitake)

Capítulo 5

— ¿Qué le dijiste a Takemichi, eh? — Draken preguntó irritado a penas le contestaron el teléfono.

— ¿Qué? — Mikey preguntó confundido.

— Fui al departamento de Takemichi a chequearlo. Estaba muy enfermo, y me gruñó apenas dije tu nombre, me dijo que si lo pronunciaba en frente de su cara me echaría a patadas — Draken dijo irritado.

Mikey pestañeo y la culpa comenzó a formarse dentro de el.

— ¿Cómo está?

Draken exclamó incrédulo ante su pregunta.

— Gripe, fiebre, y más — Dijo sarcásticamente — Me pregunto porque te importa de todos modos, y no has respondido a mi pregunta. ¿Qué le dijiste para que repentinamente te odiara tanto?

Mikey suspiró, realmente no quería recordar lo que había dicho esa noche, menos repetírselo a Kenchin.

— Estuve mal, ¿Está bien? — Dijo frustrado — Lo arreglaré.

— ¿Y cómo lo arreglarás? — Draken le exigió — Pude darme cuenta de que Takemichi estaba profundamente dolido y enojado contigo.

Mikey gruñó.

— Gracias por recordármelo, Kenchin. Lo pensaré.

— Si, más te vale pensarlo. Y rápido.

Mikey llevaba parado cinco minutos frente a la puerta, y aun no reunía el suficiente coraje para golpear. Las palabras se formaban dentro de su cerebro, pero no estaba satisfecho con éstas.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Una voz severa alcanzó sus oídos.

Mikey saltó sobre sus pies, volteó la cabeza hacia la fuente de la voz, y su confianza se derrumbó un poco cuando vio a Takemichi. El hombre llevaba un suéter grueso y una chaqueta, su nariz estaba roja, y tenía el rostro pálido. En resumen, se veía terrible. Takemichi lo miró airadamente, y Mikey tragó saliva antes de abrir la boca.

— Necesito hablar contigo.

Takemichi frunció el ceño.

— Creo que no hay nada más que hablar. No quiero escuchar nada de ti — Dijo con voz adolorida mientras pasaba junto a él y abría la puerta de su departamento.

— Realmente tengo que hablar contigo — Mikey dijo mientras sostenía la puerta para que Takemichi no se la cerrará en la cara.

Takemichi estaba irritado, trató de cerrar la puerta, pero Mikey no se rendía.

— Lo lamento — Dijo finalmente, y logró hacer que Takemichi dejara de tratar de cerrarla — Solo dame una oportunidad de hablar.

Takemichi lo miró con una expresión indescifrable, pero aún se resistía a dejarlo entrar.

— Por favor.

Era la palabra mágica. Takemichi finalmente se rindió y de mala gana le dio un espacio para entrar. Mikey entró nerviosamente al departamento, siguiendo a Takemichi quien se sentó en un pequeño sillón, sonando su nariz.

— ¿Qué es lo que quieres? — Takemichi preguntó fríamente.

Mikey se irguió, está vez no lo iba a arruinar. Al diablo con el orgullo.

— Lo lamento por lo que te he dicho en el pasado, especialmente esa noche. Yo... estuve mal.

Takemichi le dirigió una mirada de odio y volvió a sonar su nariz antes de tirar el papel al basurero que estaba junto a él.

— Quizás Ken te obligó a venir y pedirme disculpas. Bueno, no las quiero. Solo vete.

— Ken no me obligó a nada, vine por mi propia voluntad — Declaró firmemente — Me di cuenta de que no debí haberte dicho esas palabras. Todo lo que dije esa noche, por favor olvídalo, lo lamento.