— ¿Quién es usted? — preguntó Louis con trémula voz.
¡No podía ser él! Sobre todo, después de haberse convencido de que no quería volverlo a ver. El destino no podía ser tan cruel. Pero un impulso auto destructivo le produjo una punzada de esperanza. Hubo un tiempo en que deseó que se pusiera en contacto con él, que fuera a buscarlo, que le dijera que se había equivocado, que le dijera...
Pero ya no era tan ingenuo para seguir creyendo en semejantes fantasías. ¿Qué quería? Un presentimiento de peligro le heló la sangre.
— Ya sabes quién soy, Louis.
Su forma de pronunciar su nombre, con aquel acento inglés tan particular, convirtió las palabras en una caricia que hizo que él se derritiera por dentro. Siempre había puesto en peligro su auto control. Recordó cómo lo había convencido para que abandonara todo por lo que había luchado simplemente por el privilegio de estar con él. Había sido un estúpido.
— Por favor, dígame quién es.
No podía ser él. Nunca lo hubiera seguido hasta Australia. Lo dejó claro cuando Louis se marchó con el rabo entre las piernas. Pero el recuerdo del desconocido del baile, del hombre enmascarado que le había hecho pensar en él, disminuía su incredulidad.
¿Se estaría volviendo loco? Lo veía y lo escuchaba cuando sabía perfectamente que se hallaba instalado en su mundo de amigos ricos, elegantes y aristocráticos, de negocios importantes, sangre azul y glamour, en el que las personas como él sólo eran motivo de breve entretenimiento.
— No finjas que no me conoces, Louis. No tengo tiempo para jueguecitos. Soy Harry Styles —. Louis apretó el auricular entre sus dedos. Se hubiera caído al suelo de no haber estado sentado.
— Ha... Harry...
— Styles. Seguro que reconoces el apellido — le dijo con voz cortante como una cuchilla.
¿Que si reconocía el apellido? ¡Si en otro tiempo había estado a punto de tatuarse ese apellido! Se le formó una risa histérica en la garganta y se puso la mano en la boca para no soltarla, al tiempo que se concentraba en respirar profundamente.
Necesitaba oxígeno. La habitación comenzó a dar vueltas. Un ruido a sus espaldas lo devolvió a la realidad y miró hacia abajo como si estuviera a una enorme distancia de allí. El auricular se le había resbalado entre los dedos y había caído en la mesa.
Harry Edward Styles: el hombre al que había amado, el que le había partido el corazón.
Los últimos empleados le dieron las buenas noches. Louis alzó la mano a modo de despedida. Miró a su alrededor, confuso. Todo estaba preparado para el desfile de moda del día siguiente. Estaba solo... salvo por la voz al otro lado del teléfono. La voz de sus sueños.
A tientas, como si fuera a tocar un animal salvaje, estiró la mano hacia el auricular. Lo levantó.
— ¿Louis?
— Aquí estoy.
— Nada de juegos. Quiero verte.
Pues peor para él. Hacía tiempo que Louis había dejado de preocuparse de lo que quisiera Harry Styles. Además, no era tan estúpido como para volver a acercársele. Ni siquiera se fiaba de las defensas contra él que tanto le había costado construir, contra un hombre por el que había abandonado su trabajo, todos sus planes e incluso la integridad y el respeto hacia sí mismo.
— No es posible.
— Claro que lo es — le espetó él —. Sólo nos separan doce plantas.
— ¿Doce plantas? ¿Estaba en Melbourne? ¿En el Landford?
ESTÁS LEYENDO
UN AMOR EN EL RECUERDO (LS AP)
FanfictionTras un accidente, Harry había sufrido perdida de memoria. No importaba que familiares y amigos le hubieran asegurado que en aquellos meses que no recordaba no le había sucedido nada extraordinario, él tenía la sensación de haber perdido algo, de qu...