CAPÍTULO 6

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— ¿Así que eso es todo? Nos conocimos en Hardwood, una estación de esquí en Inglaterra, donde trabajabas. Tuvimos una relación y te invité a que vinieras conmigo a mi casa del lago — Harry habló en tono neutro, con la misma falta de emoción con la que hubiera leído un informe de alguna de sus empresas, cuando lo que estaba haciendo era repetir lo más desconcertante que había oído en su vida.

La idea era completamente absurda. Nunca había invitado a ninguna de sus conquistas a vivir a ninguna de sus casas. Se imaginaba que la única persona a la que invitaría sería a quien consideraría su pareja, a la que aún no había conocido. Se había pasado toda su edad adulta asegurándose de que aquellos con los que salía comprendieran que no le interesaba una relación profunda y duradera.

— Vivimos juntos, pero no funcionó, entonces tomaste un vuelo a Australia — continuó él mientras observaba que Louis evitaba su mirada —. Descubriste que estabas en estado y llamaste a casa muchas veces, llegaste a hablar con la viuda de mi padre y la consecuencia fue que creíste que yo no quería tener nada más que ver contigo.

— Más o menos.

Su forma de responder avivó en Harry los restos de la ira que lo había invadido antes. ¿No se daba cuenta de lo vital que era aquello? Apretó los puños. Detestaba la idea de decirle a un desconocido que había perdido la memoria, aunque fuera ese desconocido con quien había tenido relaciones íntimas.

Lo habían educado para no mostrarse vulnerable, ni para sentirse así, por lo que no era de extrañar que estuviera tan desasosegado. Sus certezas, su sentido del orden y su comprensión de la situación se tambaleaban, y él estaba acostumbrado a controlarlo todo.

Louis seguía sin mirarlo mientras daba de comer al niño. Harry miraba al hombre frente a él, más que a su hijo. Los grandes ojos verdes del niño, tan parecidos a los suyos, lo inquietaban. Y no era normal que Mathias no dejara de mirarlo. En definitiva, el niño no era suyo: si tuviera un hijo, él lo hubiera sabido.

Siempre había tenido cuidado en lo referente a medidas anticonceptivas. Tendría hijos a su debido tiempo, cuando conociera a la persona adecuada, que sería inteligente, elegante, sexy y que se sentiría a gusto en su mundo. No se aburriría de ésta a las dos semanas como le sucedía con la mayor parte de aquellos que habían sido sus amantes.

Louis inclinó la cabeza y su hijo le agarró el mentón. Harry sintió una opresión en el pecho al mirar aquella imagen.

¡No! Se negaba a sentir nada que no fuera desagrado porque la historia que él le había contado no le había reavivado la memoria. Seguía habiendo un vacío en su cerebro que lo ponía furioso.

Louis se dio la vuelta y levantó al niño por encima de su cabeza y, al hacerlo, la camisa que tenía puesta se le subió y se ciñó completamente al cuerpo dejando a la vista su bonito ombligo y una adorable pancita. Harry sintió una oleada de calor en el bajo vientre.

Al menos una cosa estaba clara: su sentido de posesión cuando lo miraba. Había sido suyo, y si su historia era cierta, habían tenido una relación distinta a todas las que él había mantenido. Lo había deseado tanto y había confiado en él hasta tal punto que lo había instalado en su casa.

¡Era increíble! Pero resultaba muy fácil comprobarlo. ¿Había planeado tenerlo como amante a largo plazo? La idea le resultó fascinante. Al observar como el corte del pantalón ceñía sus caderas y los muslos de sus piernas, moldeando a la vez perfectamente su redondo trasero, la idea no le pareció tan absurda como debería. Si no fuera por el niño, habría retomado las cosas en el punto en que las habían dejado la noche anterior.

De pronto comenzaron a dolerle las sienes mientras se esforzaba por recordar. Aunque en general se encontraba bien, de vez en cuando le volvían los dolores de cabeza, una secuela del pasado.

UN AMOR EN EL RECUERDO (LS AP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora