— ¡Harry! — exclamó Louis con voz ronca por la sorpresa.
Él se detuvo.
El sonido de su nombre en su boca le resultaba profundamente familiar. Todo en el chico le resultaba conocido, la forma en que su cuerpo se acoplaba al de él, su calor al sujetarlo contra sí.
Trató de no apresurarse, de actuar con sensatez, pero desde el momento en aquel joven había entrado, todo había cambiado. Su precaución y su respeto por los detalles de la buena conducta social se habían evaporado. Se sentía arrastrado por un instinto primario que anulaba la lógica y las convenciones.
Lo tenía sujeto muy cerca de sí. Torso con torso, las caderas de ambos se tocaban.
Al verlo llegar, fatigado pero desafiante, Harry había puesto en duda la necesidad de tener que hablar con él aquella noche. Pero tales dudas se evaporaron al sentir su cuerpo y oír su respiración jadeante. Aunque los ojos de Louis echaran chispas, la forma de acoplarse a su cuerpo desmentía su indignación.
A pesar de que Harry no se acordara conscientemente de él, su cuerpo lo recordaba. Su piel le relataba una historia de conocimiento y deseo. Lo miró a los ojos y tuvo la impresión de caer desde la niebla hacia un lugar claro y soleado. Aspiró su aroma a canela y el cerebro le gritó: «¡Sí! ¡Es él!».
— ¡Harry! — repitió Louis con más determinación en la voz mientras sus manos lo empujaban para separarlo. Pero hubo una nota de vacilación que lo traicionó.
Él le acarició la mejilla y delineó con su pulgar uno de sus pómulos, quería llenar su rostro de besos.
— No tienes derecho a hacer esto. Suéltame — pero había dejado de forcejear y se limitaba a mantenerse erguido mientras lo abrazaba.
— ¿No te parece bien? — Harry deslizó el mismo pulgar hasta su boca y le acarició el labio inferior mientras sentía el calor de su aliento en la piel.
Louis abrió la boca. Él sintió un fuego en su interior al ver cómo respondía a una simple caricia. Abrió más las piernas y lo atrajo con más fuerza hacia su pelvis. Sentía la promesa del éxtasis en la sangre, que le corría cada vez más deprisa exigiéndole que actuara. Pero controló el impulso: tenía que saber y entender además de sentir.
— Me has concedido el derecho al reaccionar de esa manera — Harry volvió a deslizar el pulgar por sus labios presionando con más fuerza hasta sentir la punta de su lengua contra el dedo. Todos sus músculos se tensaron ante el deseo avasallador que experimentó. ¿Qué fuerza tenía aquel hombre que el mero roce de su lengua hacía trizas su autocontrol? La sorpresa le oscureció los ojos.
— No he hecho nada — protestó Louis en voz aguda. De repente volvió a empujarlo para separarse.
— Louis — le encantaba decir su nombre —. ¿Vas a negar esto?
Deslizó hábilmente la mano hasta la nuca de él y sintió las puntas de su cabello sedoso en la palma. Después lo atrajo hacia sí e inclinó la cabeza buscando nuevamente sus labios. Louis volvió la cara. Los sentidos de Harry se llenaron de la suavidad aterciopelada de su piel, de la dulce tentación del perfume de su cuerpo, mientras le rozaba la oreja con los labios.
Louis dejó de moverse de inmediato. ¿Lo hacía a causa de las mismas sensaciones que él experimentaba? Deslizó la boca hasta su cuello y luego volvió a la oreja y le lamió el lóbulo. Louis dio un respingo entre sus brazos y lo oyó suspirar.
— No puedes negar esto — le murmuró Harry.
La piel de Louis tenía un sabor dulce. Le besó la mandíbula y la barbilla. Se echó hacia atrás durante una fracción de segundo para mirarle la cara y sonrió satisfecho al ver que tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos como si le incitara a reclamarlos. Su flequillo ahora le cubría parte de un ojo. Se dio cuenta de que no era negro como pensó en el baile, sino castaño oscuro con tonos rubios.
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UN AMOR EN EL RECUERDO (LS AP)
Fiksi PenggemarTras un accidente, Harry había sufrido perdida de memoria. No importaba que familiares y amigos le hubieran asegurado que en aquellos meses que no recordaba no le había sucedido nada extraordinario, él tenía la sensación de haber perdido algo, de qu...