CAPÍTULO 8

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Louis apretó los puños cuando Harry le dijo lo que había temido oír.

— Soy el padre que le dio a luz. Soy su madre. El tribunal me dará la custodia.

— ¿Estás seguro? — hizo un mínimo gesto negativo con la cabeza, como si lo compadeciera por su ingenuidad —. ¿Tienes un buen abogado? ¿Tan bueno como los míos?

«Además de los millones de la casa Styles para respaldarlo», pensó Louis aunque Harry no llegó a decirlo.

— No me quitarías... — la voz se le quebró al ver que él lo miraba sin pestañear.

Lo haría. Haría lo que fuera para quitarle a su hijo. Se alejó de él y trató de tomar aire con desesperación y de controlar sus pensamientos. La opresión que sentía en el pecho le impedía respirar y la tensión comenzó a oprimirle las sienes. Harry se equivocaba. ¡Tenía que estar equivocado! Ningún tribunal le arrebataría un hijo al padre que le dio a luz.

Y sin embargo... Louis se paró tambaleándose frente a una enorme ventana.

Su riqueza y poder estaban muy por encima de lo que tenían él y su familia. Harry vivía en un mundo compuesto por familias increíblemente ricas, privilegiadas y bien relacionadas, a las que no podían aplicarse las reglas habituales. ¿Se iba a atrever él a enfrentarse a un Styles? No tenía nada de qué preocuparse, ya que era un buen padre y Matt se desarrollaba muy bien. Pero la venenosa semilla de la duda siguió creciendo en su interior.

Le atormentaba la idea de su pequeño piso en un mal barrio, lo mejor que había podido conseguir con su escaso sueldo. ¿Se utilizaría eso en su contra frente a los inmensos recursos de los Styles?

Harry tenía muchas formas de conseguir lo que quería, incluso sin tener que compartir la custodia. ¿Y si se negaba a devolverle a su hijo después de una visita? ¿Y si no lo dejaba marcharse de Inglaterra? Él no tenía recursos para ir allí y recuperar a su hijo. Estaría a merced de Harry.

Sintió un escalofrío y se llevó la mano a la sien. Aquello era una pesadilla. El hombre al que había amado no lo hubiera amenazado así, independientemente de cómo se hubieran separado, ni le habría intentado robar a su hijo. Pero ese hombre ya no existía. Él no recordaba lo felices que habían sido. Para él, sólo era un desconocido que tenía algo que era suyo. Tuvo ganas de abrazar a su Matt y de esconderlo de Harry y sus exigencias. Pero no había escapatoria.

— Prefiero que esto quede entre nosotros, Louis — su voz lo sobresaltó —. Una batalla legal sería, para mí, el último recurso.

¿Y qué esperaba? ¿Qué le estuviera agradecido?

— ¡Qué consuelo! Me siento mucho mejor —. Le dijo él. Harry lo agarró por los hombros. Él se resistió, pero acabó por darse la vuelta. ¿Era compasión lo que había en su mirada? Louis parpadeó y la ilusión desapareció. Él nunca se echaría atrás. — Apareces en nuestras vidas y crees que puedes llevarte por delante a todo el mundo como si sólo tú supieras lo que es mejor. Pero tus exigencias son vergonzosas. No tienes derecho a...

— Tengo el derecho que me da ser también su padre — le interrumpió él con frialdad —. Recuerda que ya no eres el único que puede decidir cómo se va a criar nuestro hijo.

Aquellas palabras cayeron como un jarro de agua fría sobre su indignación y le recordaron lo vulnerable que era.

— Te propongo que nos casemos — prosiguió él — y te ofrezco una posición, riqueza y una vida cómoda. Y un hogar para nuestro hijo. Crecerá con los dos en un hogar estable y seguro. ¿Qué objeciones tienes a eso?

— Pero no nos queremos ¿Cómo vamos a...

— Tenemos la mejor razón para casarnos, que es criar a nuestro hijo. No hay razón más válida.

UN AMOR EN EL RECUERDO (LS AP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora