Louis se envolvió con un abrigo al salir del hotel por la puerta de servicio el siguiente día. Era de segunda mano y le servía para combatir el frío de Melbourne, pero le quedaba grande y no lo protegía del todo. Al mirar el cielo encapotado, aceleró el paso para no mojarse.
Si tenía suerte, el tren sería puntual y llegaría a casa a una hora razonable. Deseaba estar tranquilamente con Mathias; después, darse un largo baño, acostarse y dormir profundamente, aunque sabía que lo más probable era que se pasara la noche en vela, dando vueltas en la cama.
Había estado todo el día como atontado, trabajando como un autómata, con cada llamada inesperada se le había helado la sangre. Estaba seguro que Harry iría a buscarlo. Si no la noche anterior, cuando lo había dejado en la suite del hotel, por lo menos sabía que le buscaría al día siguiente. Él sabía dónde trabajaba. Louis tuvo el presentimiento de que estaba esperando el momento oportuno.
Lo único que podía querer era a Mathias, a su hermoso hijo. ¿Qué otra cosa podía haberle hecho viajar desde Reino Unido? Un hombre con sus recursos conseguía todo lo que quería. No se hacía ilusiones de que estuviera allí por otros motivos. Para Harry, era seguro que la noche anterior sólo había supuesto una oportunidad de tener sexo. Le debía de pesar la ausencia de su esposa.
Sintió un sabor amargo en la boca, lo invadió la vergüenza y bajó la cabeza. ¡Ni siquiera se había acordado de que Harry ahora estaba unido a una mujer! Su presencia lo había hecho retroceder a una época en que todo Louis era suyo, en cuerpo y alma, en que creía que él también era suyo. Antes de que se casara con aquella heredera de sangre azul.
Sintió pesar al darse cuenta de lo cerca que había estado de unir su estupidez a una acción que hubiera destruido sus principios. Estaba furioso y decepcionado; con él, por querer utilizarlo de nuevo para satisfacer sus necesidades físicas, por no ser el hombre honorable que creía; consigo mismo, por haber dejado a un lado su orgullo y sus principios al dejar que lo abrazara y que lo tocara de esa forma. Pero era la última vez que hacía el ridículo.
Además, él había renunciado a sus derechos al...
Un hombre se interponía en su camino. Trató de esquivarlo, pero él se movió al mismo tiempo obligándolo a detenerse. Le miró, la cara con notorias arrugas y el pelo entrecano. Estaba seguro de haberlo visto antes.
— Disculpe, joven Louis. Por aquí, por favor.
Él se dio la vuelta y vio una limusina con los cristales tintados y la puerta de atrás abierta. Se le aceleró el pulso al ver unas largas piernas masculinas en el interior. Lo único que le faltaba era estar en un espacio tan reducido con Harry.
— ¿Es una broma? — murmuró mientras retrocedía.
El hombre desconocido se le acercó más para conducirlo hacia el vehículo. Él se negó a moverse. Miró a su alrededor con la esperanza de que la calle estuviera llena de gente, pero las pocas personas que había corrían en busca de refugio porque comenzaban a caer gruesas gotas.
— ¿Por qué no subes antes de que empiece a llover? — preguntó una voz fría desde la limusina.
— Prefiero empaparme a subir al auto contigo.
— Me parece que eres un egoísta al obligar a Bruno, mi guardaespaldas, a sufrir tu misma suerte a causa de tu orgullo.
El hombre frente a él se movió. Louis lo miró mientras se preguntaba si tendría alguna posibilidad de huir. Aquel desconocido tenía la constitución de un jugador de rugby y la falta de expresión de su cara era la que correspondía a un guardaespaldas de alguien rico y famoso.
— No te dejes impresionar por su aspecto, Louis — prosiguió la voz desde el interior de la limusina —. Está débil porque acaba de tener bronquitis. Y no me gustaría que sufriera una recaída. Y a ti tampoco haber sido el causante — Harry se había deslizado hasta el borde del asiento y lo miraba con expresión inescrutable —. Su esposa me despellejaría vivo si Bruno vuelve a casa con neumonía.
ESTÁS LEYENDO
UN AMOR EN EL RECUERDO (LS AP)
Fiksi PenggemarTras un accidente, Harry había sufrido perdida de memoria. No importaba que familiares y amigos le hubieran asegurado que en aquellos meses que no recordaba no le había sucedido nada extraordinario, él tenía la sensación de haber perdido algo, de qu...