Capítulo 22: Miel

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Tenía planeado un viaje hermoso por varias ciudades en Europa, saldríamos al día siguiente, pero nuestra noche de bodas la pasaríamos en el hotel que estuvimos juntos por primera vez, para su cumpleaños. Llegamos a la habitación y estaba decorada como lo había pedido. Había dos copas y una botella de champaña y el cuarto olía a lavanda.

L- mi amor, te acordaste de este lugar.

F- por supuesto, aquí fue la primera vez que te amé completamente, esta habitación guarda muchos recuerdos, los mismo que yo guardo aquí en mi corazón.

L- te amo.

Estar con ella era sentirme rodeado de paz, traía tranquilidad y estabilidad a mi vida, era mi ángel en esta vida terrenal. Habíamos pasados muchas noches de pasión juntos, pero esta noche era diferente, sentía la inmensidad del amor en grandes medidas, era como si el tiempo se detuviera para que nuestra inmensidad fuera eterna, no había prisas, no había urgencia de nada, teníamos toda la vida por delante y estaríamos siempre juntos. Me tomé el tiempo para desvestirla delicadamente, acariciar su piel y redescubrir cada espacio de su ser, no hubo centímetro de ella que no besara, que no rozara y que no amara. Su mirada me transmitió un amor tan grande y nuestra unión fue mucho más allá de los físico y carnal, nuestras almas se unían en una sola, fue como si una fuerza muy superior nos envolviera y nos convirtiera en un solo ser de luz. Me dediqué a amarla la noche entera y dormir a su lado con la idea de que al día siguiente no tendría que separarse de mi, fue la mejor sensación que había tenido en mucho tiempo, ya nunca más me iría a dormir a una cama vacía, cada mañana la vería despertar a mi lado, sería la última persona que besaría antes de irme a dormir y la primera que abrazaría al despertar.

Luego de nuestra primera noche juntos como marido y mujer hicimos un viaje precioso que Fernando había preparado. Conocimos ciudades hermosas, visitamos museos majestuosos, jardines, centros icónicos, pasábamos las mañanas conociendo bellos lugares, comiendo deliciosa comida y en las noches nos dedicábamos a amarnos. Afortunadamente no he vuelto a tener episodios ni pesadillas, cada vez me siento mejor con mi realidad y poco a poco he aprendido a vivir con lo que me pasó, me repito diariamente que todo tiene un propósito y que el plan de Dios es perfecto, y la verdad es que al lado de Fernando la vida es maravillosa. Cuando terminamos nuestro viaje de luna de miel, regresamos a la ciudad y a afrontar la tarea de mudar todas mis cosas a la que ahora sería nuestra casa, nuestro hogar, durante el viaje compramos algunas obras que nos encantaron y las colgamos en las paredes de la casa, desde la primera vez que pisé ese lugar lo sentí tan confortable y ahora no necesité ni un día para sentirme cómoda aquí.

Regresamos a nuestro trabajo, después de la boda me pidieron que asumiera la vicepresidencia financiera y no me pude negar, ese era un puesto a fin a lo que estudié y seguía estando en el área a la que me había dedicado en los últimos tiempos. Cuando se está tan feliz el tiempo pasa sumamente rápido, aunque la oficina puede ser muy rutinario, mi trabajo es una de las cosas que más he disfrutado siempre, puede ser que antes fuera así porque era el único lugar al que iba a parte de mi casa, pero ahora se había convertido en el lugar en donde podía ver a mis amigos, aprendía constantemente del mundo del entretenimiento y combinaba mi pasión por los números y además estaba cerca del amor de mi vida. En las últimas semanas me había estado sintiendo un poco mal, con náuseas y mucho cansancio, tenía la sospecha de que pudiera estar embarazada, pero no se lo había dicho a nadie, quería estar segura antes de dar cualquier noticia, no quiera crearme falsas ilusiones, pero era imposible no emocionarme con la idea.

Mi último cumpleaños lo había celebrado poco después de regresar de nuestra luna de miel y había sido el mejor de toda mi vida, porque estuve con el amor de mi Lety. Este año que hemos estado casados ha sido por mucho el mejor tiempo en mi vida. Venimos diario a la oficina y aunque no compartimos el mismo espacio en la misma oficina, sé que está a unos pocos pasos de distancia y que en cualquier momento la puedo ir a saludar. Seguimos yendo cada fin de semana a la hacienda y pasamos momentos maravillosos allá, nunca pensé que podría llegar a querer tanto ese lugar, durante mucho tiempo lo tuve en el olvido, pero con Lety lo adoptamos como nuestro centro de relajación y para desconectarnos de todo. En ese lugar durante mucho tiempo se sembró agave y con eso producían tequila, la verdad es que desde que yo heredé esas tierras eso lo había dejado perderse, pero con Lety lo recuperamos y poco a poco hemos vuelto a cosechar y retomar la producción, aunque no es una gran empresa ni de comercialización muy grande, da empleo a varias personas y nos mantiene ocupados cuando vamos, fue una inversión que realizamos con las ganancias de Filmo Imagen, empresa que sigue a nombre de Lety y que Tomás sigue llevando con éxito desde hace varios años.

Caminos que me llevan a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora