Capítulo 8: Claridad

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Ver a Gael reconocer a su papá y ver la reacción de Fernando pudo más que yo, por fin estaban juntos, por fin eran padre e hijo juntos. Lo vi acercarse a mí y temí lo peor, pero solo me tomó del brazo, me acercó a ellos y me abrazó, sentirlo cerca movió cada fibra de mi ser, luego besó mi cabeza y nos fundimos en un abrazo, los tres, sabía que esto apenas estaba por comenzar, pero este momento era único y lo quería atesorar en mi mente y en mi corazón para siempre.

F- no sé qué siento en este momento, estoy muy confundido, de lo único que tengo certeza es que amo a mi hijo y no me pienso separar de él nunca más y que tú y yo tenemos una conversación pendiente muy importante.

L- te juro que no volveré a separarte de él, estoy muy arrepentida por la decisión que tomé de alejarte, eso no volverá a pasar y sí, sé que tenemos que hablar.

F- pero ahora no es el lugar, ni el momento, no quiero tener esta conversación frente a mi hijo.

L- está bien, como tú quieras.

G- mamá amo.

L- yo también te amo mi vida. Fernando perdóname, pero Gael necesita comer, desde el desayuno no ha comido nada, por la carrera de salir en la mañana dejé su merienda y solo con leche no se va a llenar.

¿Cuándo podría yo escuchar a mi hijo decir que me ama? El solo saber que es mi hijo generó un mí un amor inmediato, lo amo con todo mi ser y ver la cercanía que tiene con Leticia me hace sentirme muy mal, siento rabia con ella, me enoja haberme perdido tantas cosas.

F- sí, sí claro.

L- creo que lo mejor será que nos vayamos, así le puedo preparar su comida en la casa.

F- no prefieres ir a comprarle algo.

L- las comidas de los restaurantes son muy condimentadas, podría caerle mal, aún está muy pequeño.

F- sí, tienes razón, es que no me gustaría separarme de él todavía.

L- ven con nosotros si quieres, no tengo inconveniente.

F- no me gustaría incomodar a tus papás, aún no estoy listo, tengo un remolino de sentimientos dentro y no me gustaría arrepentirme de hacer o decir algo.

L- Gael y yo no vivimos con mis papás. Cuando regresamos busqué una casa solo para nosotros dos, es a lo que él está acostumbrado, siempre hemos sido solo nosotros dos.

F- porque tú así lo decidiste.

L- lo sé – su comentario tuvo tono de reproche y me sentí pésimo, no pude más que agachar la cabeza.

F- perdóname, no fue mi intención...

L- no te preocupes Fernando, sé que estás muy enojado conmigo y con toda la razón, voy a recoger los juguetes para que nos vayamos.

*** 

F- súbete al coche, yo los llevo.

L- no es necesario, yo ando mi carro, además ahí está el asiento de Gael, es peligroso que...

F- sí, por supuesto, te ayudo a subirlo entonces.

L- si quieres nos puedes seguir hasta mi casa – desde que lo había alzado en la oficina no se había separado de él, y la verdad es que el niño parecía sentirse muy cómodo entre sus brazos, intenté ayudarle para sentarlo en su silla, pero no me dejó, así que solo guardé las cosas mientras Fernando lo acomodaba. Llegamos a la casa y apenas nos estacionamos Fernando se bajó para tomar a Gael, solamente lo dejé, entramos y le dije que pasara a la sala, que yo iría a guardar sus cosas – uff Fernando por qué no me dijiste que Gael ocupa cambio de pañal, ay mi amor, pero si aún no has comido, ven vamos a cambiarte – lo tomé en mis brazos y caminé hacia su cuarto.

Caminos que me llevan a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora