Capítulo 7: Condena

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Cuando le confirmé lo que su mente ya había procesado lo vi caer ante mí de rodillas. Vi en su rostro el dolor, un dolor profundo, me vi reflejada en sus ojos ante un dolor que yo misma había cargado todo este tiempo por haber callado la verdad. Lágrimas salían de mis ojos, sentía una combinación entre liberación por haber dicho la verdad, culpa por haberme esperado tanto, miedo por su reacción, dolor al ver su sufrimiento, era un torbellino de emociones, dejó caer su cabeza sobre mis piernas mientras yo alzaba a nuestro hijo y lo escuché llorar, sus lágrimas mojaban mi pantalón y fue inevitable no acariciar su cabeza con mi mano, aunque sabía que lo peor estaba por comenzar quería consolarlo, quería apagar su dolor de alguna manera. En esta oficina estaba a punto de comenzar la peor de nuestras discusiones, estaba segura que nada me haría derramar más lágrimas que el día de hoy, ni la carta, ni los desplantes, ni los celos, ni su engaño, nada se comparaba con la batalla campal que empezaría aquí y ahora.

F- ¿cómo pudiste Leticia? ¿cómo pudiste ocultarme algo así? ¿tanto me odiabas como para alejarme de mi propio hijo? ¿tanto me odias aún para impedirme vivir esto? ¿cómo te atreviste a decidir por mí?

L- Fernando por favor perdóname, no sabes el tormento que he vivido todo este tiempo, por favor déjame explicarte todo.

F- NO, CLARO QUE QUIERO QUE ME EXPLIQUES TODO LETICIA, ¡MEREZCO UNA EXPLICACIÓN!

L- por favor trata de controlarte, no levantes la voz, lo vas a despertar.

F- ¿CÓMO ME PIDES QUE ME CONTROLE? ¿Te parece poco de lo que me acabo de enterar? Me dejaste ajeno a tu embarazo, me impediste ver a mi hijo nacer, me prohibiste estar con él.

L- perdóname, sé que me equivoqué.

F- a ver Leticia y ¿qué excusa tienes para lo que hiciste?

L- ninguna, no tengo ninguna excusa.

F- necesito saber cómo sucedieron las cosas, cómo es que de pronto regresas después de todo este tiempo y me dices que tenemos un hijo.

L- Fernando yo estaba muy confundida, la noche de la feria gastronómica jamás me esperé que pasara lo que pasó.

F- pero pasó Leticia, ¡SÍ PASÓ!

L- shhhh, baja la voz, yo sé que sí pasó, y aquí está la prueba de eso - le dije acariciando la cabeza de mi hijo que reposaba dormido sobre mi pecho.

F- ¿Y ENTONCES?

L- en esa época yo no confiaba en ti, aunque te había perdonado mis heridas por lo de la carta seguían abiertas, esa noche hizo que todo me confundiera más, esa noche me dejé llevar por mis sentimientos más profundos, por unas horas creí en ti, en tu amor, en las palabras que salían de tu boca, creí que el amor que decías tenerme era real y por eso hice el amor contigo – ya Gael se había quedado dormido, lo había quitado de mi pecho y me había vuelto a acomodar la ropa, lo tenía alzado y abrazado a mí, era quien me daba la fuerza para seguir hablando.

F- yo te amo Leticia, te amaba, te amé siempre, sé que me equivoqué, pero mis sentimientos eran reales, esa noche solo quería demostrarte con acciones lo que no querías creer en mis palabras.

L- en la madrugada me desperté y caí de nuevo en la realidad, en la que yo pensaba era mi realidad, la carta volvió a mi mente, aquellas palabras que tanto daño me habían hecho y me reproché haberme dejado llevar, recogí mis cosas, me vestí y me fui. Esa mañana en la junta quería irme de ahí, no podía seguir en el mismo lugar, por eso cuando terminó, tomé mis cosas y me fui a mi casa, ya tenía la maleta lista y tomé un avión sin pensar en nada más.

F- ese día estuve mucho tiempo tocando en la puerta de tu casa, una vecina me dijo que habían salido y cuando tus padres regresaron me partieron el corazón al decirme que te habías ido.

Caminos que me llevan a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora