Capítulo 10: Tempestad

169 10 5
                                    

Ya estaba todo listo para la feria gastronómica. El evento sería hoy en la noche. Caro había organizado como siempre una gran recepción en donde se darían a conocer los comerciales que Luigi había grabado, que la verdad, habían quedado fenomenales. Yo estaba un poco nerviosa, inicialmente no iba a ir, no tenía nada que hacer ahí, ya no soy la presidenta y mi trabajo es completamente en el área financiera. Desde hace un mes, además de ayudarle a Carolina, en Conceptos me habían pedido que asumiera el cargo de directora financiera, aunque al principio me negué, entre Marcia, Don Humberto y Doña Teresita me terminaron por convencer. Y fueron ellos mismos junto con Caro y Aldo quienes me pidieron que fuera al evento, no me sentía muy segura yendo, la última vez que asistí a un evento así, bueno, fue la noche que concebimos a Gael, así que por supuesto me sentía un poco incómoda. Sabía perfecto que no pasaría nada de eso, pero igual me seguía poniendo muy nerviosa estar cerca de Fernando, nuestra relación era demasiado distante como para pensar que algo así llegara a pasar, es más, cualquiera que nos viera jamás pensaría que tenemos un hijo juntos, ante los clientes éramos jefe y empleada de Conceptos, nada más. Me había acostumbrado a eso, a verlo diario en la oficina como su empleada y en las noches en mi casa como el papá de mi hijo, y nada más, siempre estaba serio conmigo, no se permitía reírse si yo estaba cerca y la verdad es que a este punto ya no me importaba, digamos que tenemos una relación cordial para lo que necesitamos, ser los papás de Gael. Todos nuestros amigos y familia se la pasaban diciéndome que volveríamos a estar juntos y yo ya no sabía cómo decirles que eso no pasaría ni en mil años, además que mis sentimientos por él en estos últimos meses se habían vuelto muy neutrales, el amor que alguna vez le tuve es como si se hubiera quedado dormido y se hubiera cansado de esperar algo que no sucederá jamás. Yo debía seguir con mi vida, Fernando siempre estaría en ella, pero solo como el padre de mi hijo y nada más y quedaba más que claro cada vez que cruzamos palabra.

C- Lety, ¿por qué no te has cambiado aún? Solo faltas tú, Luigi te está esperando, yo tengo que irme al salón antes que lleguen todos los invitados.

L- perdóname Caro, me estaban terminando de maquillar, sabes que no estoy acostumbrada a estas galas, me siento muy extraña.

C- lo sé, pero hoy es una noche especial, tienes que verte radiante, vamos, arriba ese ánimo.

L- sabes que si voy es casi obligada, porque no le pude decir que no a Doña Teresita y Don Humberto.

C- lo sé, pero ya que vas a ir por lo menos disfrútalo.

L- supongo que tienes razón, lo intentaré. ¿Ya todos se fueron?

C- creo que sí, solo faltan tú y Luigi, ven vamos, para que te ayudemos a ponerte el vestido.

L- está bien, vamos – entre Carolina y Luigi habían escogido un vestido de noche largo hasta los tobillos y con una abertura que subía por la pierna izquierda hasta casi 2 manos arriba de la rodilla, era en seda de un color entre marrón y vino, tenía un escote en V cruzado que culminaba con una cinta que me rodeaba toda la cintura hasta atrás, era de mangas largas holgadas, con unas sandalias color café claro, y una bolsa de mano dorada, me habían recogido el cabello en un moño, me habían colocado unos aretes dorados con una perla grande en vino y un maquillaje mucho más fuerte que el acostumbro a usar. Me sentía un poco extraña, pero al ver cómo me quedaba la verdad es que me gustó y como me había dicho Carolina, intentaría disfrutar la noche.

Lu- mi reina, te ves espectacular, divina, vas a ser la sensación de la noche, acuérdate de mí.

L- ay no, por favor, no quiero ser ninguna sensación, creo que mejor me cambio el vestido.

C- no, no, de ninguna manera, así te vas, te ves hermosa amiga, vamos que se nos hace tarde.

Tenía unos 20 minutos de haber llegado al salón donde se realizaría el evento, este era mucho más formal que el que se había hecho años atrás. Pensar que en aquella noche nuestras vidas cambiaron tanto me llenaba de nostalgia, pensar que todo pudo haber sido tan diferente, pero en vez de eso, aquí estaba yo, llegando una vez más solo a un evento de Conceptos. Me había puesto un traje color azul marino oscuro que Luigi había diseñado a la medida para mí, traía una camisa negra que combinaba con mis sumamente limpias y brillantes zapatillas, en el saco del traje traía un pañuelo que combinaba entre grises y negros, traía la barba un poco recortada y el cabello completamente recogido con gel, como solía usarlo. Me había alistado en mi casa, había tomado un baño, puesto la ropa y colocado colonia. La verdad no sabía para qué me arreglaba tanto si Leticia ni siquiera voltearía a verme, es más no estaba seguro que se fuera a presentar, estaba completamente negada a ir. Ya había saludado a mis padres que habían llegado poco después que yo, al igual que Marcia, Ariel y Omar. Al ingresar atendí a la prensa, que como siempre era imposible evitarla, me habían preguntado si era cierto que tenía un hijo con la reconocida Licenciada Padilla y les dije que sí, no pensaba negarlo, no me importaba que el mundo entero se diera cuenta y como siempre son unos metiches indagaron si ella y yo estábamos juntos y lo único que les dije que los dos somos los padre de Gael Mendiola Padilla y que eso era lo único que les pensaba contestar al respecto, que era mi vida privada y no hablaría más de eso.

Caminos que me llevan a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora