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Actualidad -

8 Noviembre 2023

Mallorca - España

En el transcurso del vuelo hacia Mallorca, me encontré inmersa en profunda reflexión. Los recuerdos fluían como una estampida desenfrenada. Durante los últimos cinco años, había vivido en Verona - Italia, viendo a mis padres y seres queridos aproximadamente una vez cada dos años, mi estancia era fugaz y distante.

Mi mente navegaba por aguas nostálgicas, anticipando el reencuentro con mi familia en Mallorca. Mi partida había sido una decisión de gran complejidad. Si bien mis padres creían que era por motivos laborales, estaban lejos de comprender las verdaderas razones. El impulso subyacente, no solo mi libertad, si no la necesidad de distanciarme, de respirar nuevos aires y forjar una vida distinta, una vida apartada de él.

Sin duda, la sátira de mi existencia. Cuanto más trataba de evadirla, más rápido se aproximaba. Estaba en la boca del lobo.

A pesar de su larga relación, el compromiso entre Carlos y Emily había tomado a mis padres por sorpresa. Estoy segura de que ni la familia Sainz ni la mía esperaban que ellos dos finalmente se decidieran pues su relación era intermitente. Por otro lado, mi relación con mi hermana Emily nunca fue sencilla; éramos como perros y gatos. No podía recordar un solo momento en que Emily y yo estuviéramos de acuerdo en algo, aunque al menos compartíamos gustos en lo que respecta a los hombres.

Una parte de mí anhelaba no asistir a esta celebración, pero ¿cómo podría hacerle ese desplante a mis padres? Sophie Ferrara no era así; se suponía que yo debía obedecer las órdenes de mis padres. En esta ocasión, mi madre insistió en que era esencial que toda la familia estuviera presente, argumentando que debíamos superar nuestras diferencias y brindar apoyo a mi hermana en este día tan especial..

Mis padres eran conservadores y arcaicos, desde niña habían influenciado en asuntos tan triviales como la longitud de la falda del uniforme escolar, que aclaro, debía ser bajo la rodilla ya que estudié en un colegio privado y católico. Influenciaron en cuestiones más complejas, como la elección de mi carrera universitaria y a donde debía asistir para completar mis estudios. Mis padres siempre tuvieron la última palabra y yo debía obedecer. Fui criada en un ambiente en el que desafiar sus decisiones era inaceptable. Nunca tuve la oportunidad de salir a una fiesta sin un adulto a mi lado, y mucho menos de ir al cine sin supervisión.

Siempre fue un reto desafiar a mis padres. Habría deseado poder expresarles que no quería quedarme en casa, que anhelaba tener un novio, que quería vivir mi vida y aprender de mis errores como todos... Pero, solo me atreví una vez, y aún estaba pagando los platos rotos.

Sin embargo, como dice el refrán, los padres estrictos crían a los mejores mentirosos, ¿verdad? Escapar de mi casa se convirtió en una costumbre y mentirle a mis padres era mi mejor talento.

Gracias a Blanca, la mayor de los Sainz, pude comprar maquillaje y ropa que mis padres nunca habrían aprobado. Gracias a Ana, su hermana y mi mejor amiga, podía salir a fiestas hasta tarde, o sea las doce como cenicienta. Y gracias a Carlos Sainz, mi vida cambió para siempre, dejándome con memorias agridulces de un tiempo que ya es parte del pasado.

Es curioso cómo, a mis veintiún años, pude mudarme a otro país y gozar de la libertad bajo mi propio techo. No obstante, aún teniendo casi veintisiete años, venir al compromiso de Emily me resultaba abrumador. Aquí no sería la excepción en cuanto a seguir las reglas, aquí seguía siendo Sophie la hija de los Ferrara, con una pulcritud innegable y con modales exquisitos.

Pruébame - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora