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Lo primero que hizo al despertar fue comprobar que su varita seguía en el cajón de la mesita de noche donde la había guardado la noche anterior

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Lo primero que hizo al despertar fue comprobar que su varita seguía en el cajón de la mesita de noche donde la había guardado la noche anterior. Aunque le resultase inútil en ese momento siempre le daba tranquilidad tenerla cerca y no perdía la esperanza de que se magia se volviera a activar de manera espontánea. Al fin y al cabo, se había agitado cuando tocó a Jake. Quizás era una señal de recuperación.

Después de la comprobación caminó de manera somnolienta hacia la cocina. Había dormido mejor que en los últimos meses pero aún así sentía como si tuviera acumulado el cansancio de años. Probablemente era así. A veces se despertaba pensando que aún estaba en la tienda de campaña junto con Ron y Harry.

Estaba revisando todos los armarios para comprobar si había algo de café –no tenía esperanza en que hubiera té, al fin y al cabo no estaba en Inglaterra- cuando tocaron a la puerta. Por un segundo se quedó paralizada mientras bajaba la mirada hacia sus pantalones de pijama estampado con pequeñas lechuzas de colores demasiado chillones. Probablemente sería Jake, no podía dejar que la viera así, menuda primera imagen. Bueno, segunda, la primera había sido cuando lo había atropellado así que no sabía que era peor.

Unos toques volvieron a sonar y ella salió de su ensimismamiento.

-¡Un momento!

Corrió hacia el dormitorio y se colocó los primeros vaqueros junto con una camiseta negra de manga larga –todas lo eran desde hacía mucho tiempo- sacados a toda prisa de su maleta. Cuando abrió la puerta sin aliento y esperando ver a Jake se encontró con una chica que la miraba sorprendida por su respiración alterada.

-No recordaba la casa de Emily tan grande. –comentó con ambas cejas alzadas la desconocida antes de alzar una caja de cartón de cuyo interior salía un aroma que hizo sonar el estómago de Hermione. -Soy Nikki y traigo el pack de bienvenida. ¿Puedo pasar?

Hermione la observó durante unos segundos sin saber que decir mientras volvía a recuperar el aliento. Nikki tenía una melena larga y oscura que combinaba con su piel tostada. Tenía unos ojos grandes del mismo tono que su pelo en un rostro ligeramente redondeado y expresivo. Apenas tendría los treinta, quizás veinte largos, o al menos eso calculó la castaña.

Finalmente reaccionó asintiendo y se apartó a un lado para que pasara.

-Soy Hermione, Hermione Granger. –dijo cuando Nikki había depositado la caja sobre la mesa redonda de madera que ocupaba parte de la estancia. La morena se volvió para mirarla con una sonrisa, era de ese tipo de personas que sonreían con todo el rostro, como si sus emociones fueran un libro abierto para que el mundo las viera. A Hermione le gustó al instante.

-Lo sé. Leah dice que Jake no para de hablar de ti. El plan era que viniera conmigo pero el deber llama. Es ayudante de policía así que no se podía escaquear. Ah, yo que tú intentaría no atropellar a nadie más, no quiero que mi prometida te detenga.

Colisión de mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora