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En cuestión de unos días pudo poner el pie en el suelo de nuevo aunque no cargaba demasiado su peso en él

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En cuestión de unos días pudo poner el pie en el suelo de nuevo aunque no cargaba demasiado su peso en él. Jacob fue el mejor enfermero que pudo imaginar e incluso lo tuvo que amenazar para que fuera al trabajo porque quería quedarse a su lado todo el día.

-Es sólo un esguince, no me han cortado el pie. –lo tranquilizaba la bruja cuando empezó a caminar con el apoyo de la muleta prestada por Nikki.

Era tan....normal sentirse cómoda con Jake alrededor que a menudo se encontraba pensando en qué ocurriría si le contaba su secreto. ¿Cómo reaccionaría el chico? ¿Saldría huyendo? Lo sorprendente es que también veía en su moreno rostro esa mirada pensativa cuando creía que no lo observaba.

Una tarde estaban sentados en la arena de la playa, aprovechando los rayos del sol mientras el resto del grupo se dedicaba a saltar desde el acantilado.

-Me gustaría probar eso algún día. –confesó Hermione viendo cómo Seth saltaba, la brisa marina llevó su carcajada de júbilo hacia ellos.

-Es demasiado alto para ti, sólo los lob...los chicos mejor preparados pueden hacerlo. –le explicó Jake.

Hermione bufó, ligeramente ofendida por la diferencia que estaba haciendo entre géneros.

-Por favor, he saltado desde un drag...-se quedó calla de repente antes de corregirse con rapidez.-...desde un trampolín muy alto, hace unos años.

Jacob negó con una sonrisa, aunque no se le había pasado por alto su titubeo. Sabía que Hermione ocultaba algo pero él también lo hacía, no era justo presionarla.

-No creo que sea lo mismo. –dijo finalmente.

La bruja puso los ojos en blanco pero no insistió. Miró a su alrededor, la playa estaba casi vacía salvo algunos niños que jugaban aprovechando que la temperatura era inusualmente alta.

-¿Te apetece dar un paseo?

Jacob asintió y se levantó ofreciéndole la mano. Hermione la cogió, alzándose con facilidad y caminaron con lentitud por la playa, aún con el paso algo inseguro pero sin necesitar la muleta. Fue natural para ella agarrarse al brazo del chico.

Caminaron hasta que los ruidos de los niños o las risas de la manada se hicieron inaudibles. El sol se estaba ocultando y le daba al paisaje un color característico, parecía que todo estaba bañado en oro.

-¿Sabes? Había pensado en pedirte una cita. –confesó Hermione cuando se vieron completamente solos. Pudo sentir la mirada de Jacob aunque ella miraba al frente mientras caminaban. –Pero supongo que mi torpeza se interpuso.

Jacob paró, provocando que ella hiciera lo mismo. Por fin se enfrentó a los ojos negros y vio un brillo divertido en ellos.

-Yo también lo había planeado. Prácticamente Leah me amenazó con su arma reglamentaria para que lo hiciera.

Colisión de mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora