-¡¡Dragoste!!
Los ojos esmeraldas con tonalidades ámbar se abrieron con lentitud, se acoplaron a la ténue luz de las lámparas en las esquinas del lugar para finalmente posarse sobre aquella pequeña figura.
Observó su silueta correr hacia él en cámara lenta, su vista se distorcionaba, empañando algunas cosas a las espaldas de la joven pero podía ver claramente sus expresiones de angustia en el rostro.
Frunció el ceño, parpadeando un par de veces para aclarar su vista pero no pudo hacer mucho.
-¡Dragoste!- se arrodilló a su lado, tenía la respiración agitada y algunos mechones de su cabello caían como pequeñas cascadas de fuego por sus hombros.
Tomó las mejillas del mutate, intentando ver si estaba herido de algún lado pero este apartó la cara.
Había recibido un buen golpe por parte de Rocksteady.
No podía dejarse vencer por esos perdedores.
-Estoy bien- pronunció de manera seca y se sentó, sacudiéndose un poco.
-Pero...
-Dije que estoy bien- la interrumpió, poniéndose de pie.
Soltó un quejido, tambaleándose un poco, por un mometo, perdió el suelo bajo sus pies.
-¡Oye!- se quejó la pelirroja, poniendo ambas manos en su pecho para detenerlo.
-¡Zareen!- bramó, enfadado.
Estaba aturdido, furioso, algunas cosas se distorcionaban en su vista y en sus oídos, provocando más confusión e irritación en el temperamental, a quien se le dificultaba controlar sus impulsos.
-Veo que tienes una pequeña amiga- escucharon una voz masculina a sus espaldas.
La chica miró con horror y sorpresa al mismo hombre rinoceronte, quien mostraba una sonrisa burlona en el rostro.
-¡Zareen!- gritó Connor, dejando al niño atrás de él, por mucho que quisiera correr hacia ella, debía cuidar también al infante, al menos en lo que llegaban los refuerzos.
El hombre estaba preocupado, sólo podía observar como la joven se ocultaba detrás de la tortuga, sujetando con sus pequeñas manos los bordes de su caparazón, su única protección contra ese mutante.
-Ve con él- pidió Raphael sin despegar la mirada de Rocksteady, si canalizaba correctamente su ira, podría dejarlo noqueado en cuestión de minutos.
El rinoceronte arrastró su pie derecho, como tienden a hacer los toros antes de correr embravecidos hacia su objetivo.
Y esta vez, el objetivo era Raphael.
Zareen no podía soltarlo, estaba aterrada, su corazón latía despavorido dentro de su pecho, sus manos estaban pesadas, le costaba mucho poder moverlas, al igual que sus piernas.
Temía que si lo soltaba, este se desvanecería como aire entre sus dedos, que desaparecería de su vida como si nada.
Se negaba a soltarlo.
No lo haría.
-¡Ve!- pidió Raphael tratando de soltarse de su agarre -¡Zareen, obedece!- se arrepintió al escuchar el alarido a sus espaldas.
Zareen gritó de manera desgarradora al sentir un fuerte dolor en su pecho, oprimía sus pulmones y abarcaba toda su caja torácica, haciendo que encorvara la espalda.
No era nada comparado con algún otro dolor que hubiera sentido antes y se maldijo.
Maldijo ese ritual que la obligó a forjar un nuevo vículo con las tortugas como sus amos.
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Slave of Freedom [TMNT]
FanfictionDestructor se ha ido, un nuevo adversario emerge en su reemplazo, más oscuro, más fuerte, más imponente. Con ayuda de una chica desconocida buscarán retornar la paz en la ciudad. El problema es... ¿Cómo confiar en alguien que no sabe ni su propio no...