Jane se encontraba en el ático de la casa de enfrente, esa que nadie había habitado durante cuatro años, solía ocupar ese lugar como su "guarida". Un lugar en dónde podía alejarse del mundo entero, en dónde solamente era ella, su bolígrafo y un par de hojas para dibujar. A y por supuesto no olvidemos a Karamela, su gata blanca que siempre la acompañaba todo el día después de clases o cuando no tenía planes para salir los fines de semana. Ella estaba ahí, como todas las tardes después del colegio, moviendo el bolígrafo de un lado para el otro, siempre solía llevar los audífonos puestos pero por alguna extraña razón hoy no se los había colocado en las orejas, estaba casi por terminar un retrato de un paraíso que había visto en vacaciones de verano, Karamela andaba ahi, lamiéndose las patas como si no tuviera otra mejor cosa que hacer
Después de unos minutos se quedaron en silencio cuando escucharon algunas voces en la casa, cualquier persona pensaría que era algo paranormal o algo peor, pero para Jane no, pues siempre estuvo ahí, día, noche, tardes y mañanas y jamás tuvo miedo de estar en ese lugar, además de que las voces eran muy claras
—¡Gustav, cariño ve subiendo tus maletas a tu habitación!—
—Yaaaa, vooooy—Jane rápidamente guardó sus cosas, las acomodó en el rincón de siempre y rápidamente bajó del ático, antes de que los nuevos dueños supieran de su existencia en la casa. Cuando escucho los pasos de alguien subiendo las escaleras no dudo en meterse en una habitación y esconderse detrás de la puerta
Y a través de un rabillo pudo diferenciar la silueta de alguien, un chico rubio de piel blanca con algunas cajas en las manos, aún no podía verle el rostro con claridad pues este tenía una gorrqa que le cubría casi todo el rostro. Apenas dió un paso afuera de la habitación y tuvo que regresar a su escondite al ver cómo el rubio nuevamente salía de la habitación por más cajas, pero al parecer Karamela estaba demasiado ansiosa por conocer a sus nuevos vecinos, pues ella salió como si nada, pasándole por enfrente
—Mierda....—Susurro el rubio al ver una bola de pelos andar por su nueva casa—Así que tú vives aquí ¿He?—
La tomó entre sus brazos, acariciando su pelo con mucha ternura y delicadeza
—Soy Gustav y tu ¿Pequeña?¿Cómo te llamas?—
—Miauuuuwww—
—Oh....no tengo ni puta idea de lo que dijiste pero un gusto. ¿Vives aquí?¿Dónde está tu dueño?—
—Miauwww—Karamela le pasó la lengua por la mejilla y no tardó en ronronear y a su vez acercándose al pecho de Gustav. El rubio bajó por más cajas con la gata en la mano
Traidora, mala gata. ¿Pero que le he dicho de irse con extraños?. Salí de aquella habitación y rápidamente bajé las escaleras a toda prisa, tuve que salir por la puerta trasera. Y cuando salí sentí un alivio,mis nervios se fueron, suspiré y enseguida me di la vuelta hacia la puerta principal para ir directamente por Karamela y de paso a conocer a los nuevos vecinos
—Hola—La saludó una mujer rubia de cuerpo ancho con una sonrisa grande de mejilla a mejilla—Es bueno saber que te hayas acercado a conocer a tus nuevos vecinos—
—En realidad he venido por mi gata, se me escapó de las manos y ha venido por esta dirección—
—¿Una gata?. Yo no he visto ningun animalito pasar por aquí——Si de hecho si—Señalo—Mi gata está en las manos de aqu....el—
Jane se quedó atónita al ver al rubio que tenía abrazada a Karamela. Sus ojos eran color avellana, ahora si podía ver perfectamente su rostro frente a la luz del día. Las pupilas azules de Jane se agrandaron, podía jurar que no había visto a ningún chico tan atractivo como el que estaba centímetros de ella
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𝗠𝘆 𝗡𝗲𝘄 𝗡𝗲𝗶𝗴𝗵𝗯𝗼𝗿; Gustav Schaefer
Romance𝗠𝗬 𝗡𝗘𝗪 𝗡𝗘𝗜𝗚𝗛𝗕𝗢𝗥| Gustav ahora tiene que lidiar con su nueva vecina al mudarse a Berlín. Pero la tarea difícil no es "Lidiar" si no "Conquistar". Jane tiene que conquistar a su nuevo vecino, pues a pesar de ser un chico tímido y reservan...