𝟏𝟔| 𝙴𝚗 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘𝚜 𝚊𝚓𝚎𝚗𝚘𝚜

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Su madre había pasado toda la tarde haciendo la cena para los vecinos, con el objetivo de que su hijo aprovechara el momento de poder reconstruir lo que tenía con Jane, pero se quedó sin ánimos cuando vio a la familia llegar sin ella, sonrió delicadamente mientras con la mirada trataba de buscar el rostro de la rubia

—¿Jane no viene?—Preguntó la señora Schafër
—Ha dicho que tiene un poco de tarea acumulada, prefirió quedarse—Respondió el padre a secas un poco molesto

Pues había visto a su hija distante, reservada últimamente. Gustav bajaba de las escaleras con el rostro serio, cuando noto la ausencia de Jane pudo sentir una pizca de debilidad, a pesar de estar escondiéndose en su habitación toda la semana de ella, en el fondo quería verla, escuchar su voz y ver esa sonrisa delicada, trago saliva fingiendo no importarle, saludo a la pareja y enseguida tomó asiento esperando a que su madre sirviera la cena, intentaba no mirar la puerta para no tener esperanza de que ella entrara

—Vienen las semanas de los exámenes y proyectos, así que seguramente Jane está haciendo lo mejor para sus calificaciones—Dijo la señora Schafër mientras servía

—¿Y tú Gustav?—Indago la mujer Stoepel—¿Has disfrutado la subasta?... Jane se esmeraba todos los días en ese lienzo, seguro que te gustó el regaló—

El rubio miró el plato y lo único que pudo recordar eran los labios de Ryan y el de Jane besándose

—No alcance llegar...—Mintió

Su madre se sintió apenada, mientras el señor Stoepel intentaba no arrancarle la cabeza, a los pocos segundos su mujer sacó el móvil y extendió una fotografía del lienzo junto a Jane. Unas alas preciosas que Gustav conocía a la perfección, el pecho se le puso duro e intentó pasarse aquel nudo de la garganta

—Ryan me ha contado que un pintor famoso se había interesado en el cuadro—
—¿Ryan?—
—Si... Ha ido a casa, parece que se hizo muy cercano a ella—

Gustav sonrió disgustado, tomó un poco de pollo y se lo llevó a los dientes para masticarlo con rabia, no pudo aguantar toda la cena allí sentado frente la mirada del señor Stoepel, por lo que se levantó disculpándose que tenía otras cosas que hacer, había tomado su sudadera del perchero y salió de casa, no tuvo el valor de mirar la ventana de Jane, se siguió derecho hasta perderse entre las calles. Por otro lado Jane se encontraba en su habitación en silencio en una llamada con sus dos mejores amigos, su silueta estaba presente a la cámara pero ella estaba perdida en el dolor, cuando Tom la había notado ausente a pesar de estar presente no pudo evitar sentir un poco de sentimientos

—Yo que tú me olvidaba de él—Hablo Tom de la nada

—Me he olvidado de él—Mintió—Hace días que no lo mencionó—

—Pero le piensas—

La llamada se quedó en un silencio, sólo podía oírse los pequeños movimientos dentro de ambas casas, cuando Jane empezó a sentir sus ojos cristalizados rápidos pestañeo varias veces para evitar que eso llegara a lágrimas

—Porque yo si le quise, yo si me enamoré, yo solamente estoy extrañadolo—

—Pero no mereces tener días extrañandolo, Gustav no te quiso, así que ya basta, vuelve a sonreír y conoce a nuevas almas o aventuras como se diga—Decia Bill—Disfruta de la soledad pero no sigas esperando a que las cosas se arreglen—

—¡¿Pero porque?!¡El me gusta!¡Me encanta!¡Le quiero!¡Yo le quiero!—

—¡¡¡Pero el no!!!—Soltó Tom con brusquedad—El no te ama, y a estas alturas ya deberías saberlo, te lo dije desde el inicio pero no escuchaste, tu le quieres pero el no—

𝗠𝘆 𝗡𝗲𝘄 𝗡𝗲𝗶𝗴𝗵𝗯𝗼𝗿; Gustav SchaeferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora