Capítulo XI

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Llegamos a su casa entre risas, estábamos los dos helados, y me ofreció ducharme en su baño mientras él se metía en la habitación de Mason.

Me puse un pijama de cuadros que encontré en el armario de Kai junto a una sudadera de Nike también del rubio. Mi ropa la dejé en un rincón. Debía poner una lavadora con su ropa también, así que esperaría.

—Te quedan bien esos pantalones, Manchas —reí y le quité la ropa calada que llevaba en la mano.

Se había puesto un chándal y también una sudadera. Bajé hasta la cocina. Dejé toda la ropa metida y al girarme Kai estaba haciendo algo en los fuegos. No tardé en identificar el olor a cacao y sonreí. Amaba el cacao caliente.

—¿Qué te parece si nos tomamos esto y nos quedamos aquí a dormir? —asentí. No tenía ganas de ir a casa y con Kai estaba bien —entonces ve buscando una película en mi ordenador. Está en el salón.

Cogí el MacBook que había en la mesa pequeña y al abrirlo me encontré con la sorpresa de su fondo de pantalla. Era una foto del día del partido. Nos la había hecho Tess cuando estábamos desprevenidos hablando en la entrada de los vestuarios.

—Es mi foto favorita —comentó mientras se acercaba a mí con dos tazas.

—¿Por qué apareces tu? —me burlé, la verdad es que aparecía guapísimo en la foto. Tenía una sonrisa mientas me miraba y yo aparecía hablando y gesticulando algo con las manos.

—No Lilith, porque apareces tu —le retiré la mirada y volví al ordenador, no quería que viese como me sonrojaba —cógelo, subimos a mi habitación.

Lo agarré y subí detrás de él. cuando llegamos a su cuarto me ofreció tumbarme y no lo rechacé. Él me pasó mi taza y luego se sentó él con la suya. El ordenador fue a su regazo y yo al no ver la pantalla bien terminé apoyando la cabeza en su pecho. Iba a mojarle la sudadera con el pelo, pero no le importó. Aunque noté un beso en mi coronilla preferí no hacer ningún comentario. Kai le dio al play y comenzamos a ver Titanic

Fue la primera película que vimos juntos cuando éramos pequeños, habían hablado en el colegio sobre esta película, y Kai y yo quisimos saber más de ella así que fuimos a la biblioteca la cogimos y luego le robamos el portátil a su padre. Nos la vimos en una noche en su habitación.

En ese momento todavía éramos inseparables, los cuatro, pero Kai y yo al final mantuvimos una amistad más fuerte, hasta que un día con once años le pregunté si él sabía lo que era amar. Él dijo que amaba a muy pocas personas en el mundo. Entre ellas a su madre y a una chica pero que nunca me diría el nombre. Él me preguntó y yo completamente segura conteste Mason. Al día siguiente Kai no me habló, ni durante todos los días siguientes y cuando con trece años pasó ese accidente con mi confesión todo se volvió más insufrible.

Volví a poner mi atención en la película así dejé esos pensamientos sobre el pasado, Kai había cambiado y yo también. Igual que Mason.

—¿Crees que es verdad? —le pregunté y levanté mi cara para mirarlo. Él me miró desde arriba esperando una aclaración —Crees que si tu estuvieses enamorado saltarías a donde fuese con esa persona.

—Creo que ya lo he hecho Lilith —me dijo con una sonrisa triste.

—¿Y funcionó? —no contestó, su mano pasó por mi barbilla y la acarició levemente. Nuestros ojos conectaron y aunque oía las voces de la película el resto del mundo pareció detenerse.

—Es tarde para responder a esa pregunta —miré la hora del reloj de su mesilla, la una menos cuarto. Dios, era Navidad.

—Feliz Navidad —grité emocionada y le abracé cortando nuestras miradas. Sus brazos se dejaron caer en mi espalda y me abrazaron a él.

—Feliz Navidad. Vamos a dormir, mañana hay que ir a tu casa a abrir los regalos —asentí emocionada y no me preocupé de separarme de él solo cerré los ojos y me dejé llevar por el cansancio.

Navidad era mi momento favorito del año, los hermanos Cooper siempre la pasaban en mi casa hasta la hora de comer donde iban a Sutton de nuevo, para comer con la familia de Mason y su padre.

—Feliz navidad Neron —le dije.

Como todos los años era tradición entre mi hermano y yo, nos habíamos regalado una bufanda, yo amaba usar bufandas y mi hermano siempre decía que quería cuidar su voz o no tendría con que conquistar a las chicas.

—Gracias hermanita, Mason tu turno.

Íbamos uno por uno abriendo los regalos de todos, a Mason le había regalado una nueva gorra para los partidos de beisbol, tampoco sabía muy bien que le gustaba siendo sincera, pero pareció gustarle.

Cuando llegó el turno de Kai me acordé de que no tenía regalo para él, cuando fui a comprarlo estaba tan cabreada con él que ni si quiera pude pensarlo. Bajé la cabeza avergonzada cuando empezó a abrirlos.

—¿Y tú regalo Lilith? —mi madre me miraba algo disgustada, yo no sabía que decir.

—No te preocupes, me lo ha dado esta mañana, cuando la recogí en casa de Hazel —miré a Kai que me sonreía y yo forcé una sonrisa siguiéndole el juego.

—Bien, tu turno —mi padre fue el primero en darme el suyo. Y fue abriendo todos uno a uno y dándoles las gracias. Mi pecho se encogió un poco más al ver el regalo envuelto de Kai y le miré agradeciéndole más que nunca, él me animó abrirlo.

Quité el papel con cuidado y sonreí cuando vi un viaje a Chicago de dos personas para dentro de tres días. Sonreí y me acerqué a abrazarlo.

—Eres el mejor —le susurré y su abrazó me estrujó un poco más haciéndome reír.

—Es para que visites la universidad, Tess me comentó que querías ir a esa y además quiero enseñarte Chicago.

—¿Ya has estado?

—No, pero quiero enseñártela yo —le sonreí y guardé el papel en el bolsillo.

Tenía ganas de ese viaje, ganas de estar tres días con Kai. Ya no discutíamos, ahora éramos amigos, muy buenos amigos y quería que lo supiese así que durante los tres días antes de irnos intenté buscar el regalo para Kai. Sabía que no le gustaban las cosas materiales así que la tarea se me dificultaba un poco más, pero estaba decidida a encontrar el regalo perfecto.

JUEGO DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora