Capítulo XV

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—Harper —saludé a la novia de Astrid.

No pensaba presentárnosla tan pronto, pero un día entré en el baño de las chicas y me las encontré besuqueándose y tras un pequeño grito me obligaron a entrar y me contó rápidamente la historia. Pude ver la cara de ilusión que tenía en todo momento así que las di la enhorabuena y las dejé que siguieran a lo suyo.

Ahora ella se sentaba con nosotras e iban caminando de la mano por los pasillos, nadie se sorprendió mucho ante la situación porque este verano ya se le había visto a Astrid con alguna chica, pero si se sorprendieron al notar que iba más allá la relación y muchos chicos parecieron quedar hechos polvo.

—¿Has visto a Astrid? —negué, mintiendo. Había ido a la floristería a por las flores, iba a hacerla un regalo precioso según me había contado, pero era sorpresa.

Ella pareció un poco decaída, pero en seguida se distrajo cuando vio llegar a mis otras dos amigas que venían comentando cualquier tontería sobre lo enamoradas que estaban.

Tess y Nash estaban enamoradísimos, aunque seguía quedando con ambos por separado evitaba cualquier tipo de situación en la que pudiesen estar juntos, porque solo podían llegar a producirme diabetes.

Hazel se había reconciliado con su novio misterioso, y estaba feliz, prácticamente era imposible saber de ella después del viernes hasta el lunes por la mañana porque se la pasaba en su casa.

Yo también había estado muy ocupada, si no estaba con Kai haciendo cualquier tontería en mi casa, como el sábado que estuvimos haciendo galletas y por supuesto se nos quemaron porque me distraje intentando hacerle unas trenzas en su pelo o ayer mismo, que me pasé toda la tarde ocupada hablando con Mason por mensaje.

—Manchas —Kai se había acercado a nuestra mesa y me miraba con una pequeña sonrisa, sabía que quería hablar conmigo así que me levanté agarré mi mochila y fui junto a él, como siempre su brazo rodeó mis hombros y salimos de la cafetería haciendo varias bromas sobre la clase de historia.

—¿Qué es eso tan importante que me quieres decir?

—Voy a pedirle una cita a la chica —durante unos segundos una mueca se instaló en mi cara, pero rápidamente la sustituí por una sonrisa alegrándome por él —Y necesito tu ayuda.

—¿No sabes qué hacer? —negó y le miré con cierta ternura.

No pensaba que Kai necesitaba organizar una cita, es decir cada vez que aparecía por mi casa o me mandaba un mensaje para recogerme terminábamos improvisando cualquier plan y estaba segura de que a esa chica también le gustaría un plan improvisado, pero sabía que Kai estaba nervioso y quería que todo fuese bien.

—Si me invitaran a mi cita perfecta me gustaría que fuese en un sitio calentito, cómodo, con un cine un montón de mantas, palomitas, una botella de vino y una pizza, cuatro quesos siempre —le vi sonreír y luego llevó una mano a su barbilla y parecía estar pensando, yo solo le miré impaciente.

—Eres un genio, manchas —me dijo y me dejó un beso en la mejilla que me hizo ruborizarme.

—¿No me vas a decir que es? —le grité mientras se iba por el pasillo, él giró su cabeza antes de hablar.

—Si sale bien lo verás —fruncí el ceño por su respuesta, no estaba segura de querer ver la perfecta cita que Kai haya preparado a su chica, pero no dije nada y me giré para irme hacia mi siguiente clase.

Tras el final de las clases busqué a mi hermano para que me llevase, Hazel también iba a ir con nosotros, así que no me sorprendí al verlos ya acercándose al coche, si me sorprendí por la carcajada que oí de parte de mi hermano tras las palabras de mi amiga.

JUEGO DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora